Aida espera a la Fura
90 Festival de Verona
Aida espera a la Fura
“Turandot” de Puccini y “Aida” de Verdi. G.Casolla, G.Giuseppini, C.Ventre, A.Nizza, etc. F.Zeffirelli, dirección de escena. A.Battistoni, dirección musical. O.Dyka, T.Vaughn, W.Fraccaro, A.Maestri, etc. M.Armiliato, dirección musical. 4 y 5 de agosto.
El espectador que acude por vez primera a la Arena se siente desconcertado al escuchar las primeras notas de la ópera de turno, sobre todo si éstas empiezan tan en piano como las de “Aida”. El sonido le parece lejanísimo, casi inaudible. Sin embargo tardará poco en acostumbrarse a la sonoridad del anfiteatro, muy gratificante para algunas vocalidades. No se piden grandes detalles de matiz a los directores musicales, siendo lo importante que sean capaces de concertar y coordinar los multitudinarias masas orquestales y corales, desperdigadas estas por el inmenso escenario. Siempre hay peligro de desajustes. No los pudo evitar Marco Armiliato en su lectura de “Aida”, pero sí lo logró Andrea Battistoni en “Turandot”. Este joven mostró hace poco en Madrid señales que apuntan a una brillante carrera.
“Turandot” goza de mucho gancho en la ciudad del río Adige. Se presta a impactantes puestas en escena y conlleva el Puccini más revistero. El dúo final, completado por Alfano, es claramente inferior en factura a lo que antecede de Puccini, pero se asemeja mucho a los musicales que triunfarían en Broadway años después. Zeffirelli arranca ovaciones del público al iluminarse cada escena. Lleva al escenario lo que el turista desea: espectacularidad por doquier. A Giovanna Casolla se le notan los años y también la veteranía con la que logra “adapatarse” las notas, realzando las que le interesan y huyendo de las que no. Carlo Ventre se muestra sobrado de agudos, más justo en lo musical y brinda generosamente el bis del “Nessun dorma”. Amarilli Nizza es lo mejor de la representación, en una Liú modélica en todos los aspectos, incluyendo el temperamental. Giorgio Giuseppini es siempre eficaz colaborador como Timur,
Lo importante en Verona para un cantante es que su voz corra. Corren las citadas y también las de los protagonistas de “Aida”. Oksana Dyka reúne buenos medios, pero le falta redondear. Tichina Vaughn resulta tan inadecuada Amneris como para que su gran escena pase sin pena ni gloria. Rotunda la voz del Amonasro de Ambrogio Maestri. A Walter Fraccaro le vendrían bien unas clases de afinación en el dúo final. Verdi y la producción, que rememora aquella con la que se inauguró la Arena en 1913, salvan las funciones. El año próximo, el del centenario, ésta alternará y competirá con la rompedora que prepara La Fura des Baus. El espectáculo está servido. Gonzalo Alonso
Últimos comentarios