Aigul Akhmetshina: “¡Es ‘Cincuenta sombras de Carmen’!”
La mezzosoprano rusa Aigul Akhmetshina es, en la actualidad, una intérprete solicitada mundialmente en aquellas casas de ópera en las que se representa Carmen, de Bizet, rol en el que debutó hace seis años en Londres. A lo largo de este año ha interpretado este papel en lugares como el Metropolitan de Nueva York o la Royal Opera House. Sin embargo, recientemente ha podido conocer este personaje desde otro punto de vista gracias a la artista multidisciplinar Marina Abramović.
Akhmetshina ríe con ironía del aciago destino de tantos personajes femeninos en la ópera. Estos roles, entre los que se encuentra Carmen de la obra homónima de Bizet, salen cada función con dirección al mencionado desenlace. Sin embargo, pese a que el personaje muera, según la mezzosoprano rusa, el cantante ha de seguir funcionando al más alto nivel, siguiendo todas las directrices, pese a que, en imagen, el rol que desarrolla parezca despreocupado. Sin embargo, a menudo la muerte de un personaje puede llegar, incluso, a ser parcialmente modificada en función de la propuesta escénica planteada, poniendo como ejemplo las modificaciones que se realizaron en una producción de Werther de Massenet en Covent Garden en la que la maquinaria falló, por lo que este desenlace no se produjo como lo planeado.
Akhmetshina vuelve a encontrarse con Carmen gracias a una propuesta de la artista multidisciplinar Marina Abramović que propone desgranar la vida de Maria Callas a través de siete de sus personajes más interpretados en la obra 7 deaths of Maria Callas. Cada uno de estos roles son interpretados por diferentes cantantes, entre las que destacan, además de la que nos ocupa, Sarah Tynan, Nadine Benjamin y Sophie Bevan. Abramović aparece hilando las grandes arias como si de escenas se tratasen, en un espectáculo que atrae tanto a los seguidores del arte contemporáneo como a los aficionados a la ópera. Para la mezzosoprano rusa, trabajar con Abramović lle permite entrar en contacto con una artista a la que admira desde hace tiempo.
Akhmetshina ha marcado Londres como su hogar adoptivo desde que llegó por primera vez en 2017, llegando incluso a estudiar para el examen de ciudadanía británica. Para la cantante, esta ciudad es en la que se siente como en casa, si bien indica que ha vivido en todo el mundo. En la actualidad, reside en un apartamento en Blackheath, empleando el tiempo libre entre funciones en disfrutar con sus amistades. Sin embargo, cuando está en el extranjero, señala que se pasa todo día en la cama. Puntualiza que este hecho, y la comida basura, son sus placeres culpables.
En cuanto a la alimentación tras una función, señala que necesita comer carbohidratos y carne, además de la necesidad de un refresco antes de que el telón suba. Señala que el escenario es exigente y la quema de calorías es constante. Tal es la excitación que le causa, que después de cantar, rara vez puede acostarse antes de las tres o las cuatro de la madrugada, llegando a limpiar su casa de madrugada para relajarse.
Desde que llegó a Londres, la carrera de la mezzo rusa ha sido del todo vertiginosa, donde llegó para incorporarse al programa de jóvenes artistas de Jette Parker en el Covent Garden, siendo una de las cinco únicas cantantes elegidas de entre 365. Primero cantó en la versión de pequeño formato de Carmen de Gerard Jones, en el Wilton’s Music Hall, y con sólo 19 años, y un año más tarde, en la producción a gran escala de Barrie Kosky en la sala principal del Covent Garden.
Siete años después es una de las cantantes fetiche del Covent Garden, participando además en festivales como el de Glyndebourne, entre otros. Los años pasan, y su idea sobre Carmen sigue evolucionando y creciendo a partir de su propia experiencia. Se pregunta constantemente qué es lo que mueve a esta amante veloz, que se consume tan a menudo. Akhmetshina afirma que con Carmen, todo el mundo puede encontrar algo de sí mismo en ella.
Después de todos estos años, la cantante indica que la Royal Opera House es su mi teatro. Sin embargo, denuncia los problemas de financiación que sufre otra institución londinense: la English National Opera. Señala que es triste lo que está ocurriendo con la ENO, y con las artes en general en el Reino Unido, llegando a indicar que se está produciendo una degradación cultural en el país.
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