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Por Publicado el: 20/09/2011Categorías: Crítica

ALICANTE ABRE FESTIVAL E INAUGURA AUDITORIO

ALICANTE ABRE FESTIVAL E INAUGURA AUDITORIO

Festival de Música de Alicante
Obras de DURÁN-LORIGA, FERNÁNDEZ GUERRA, HENZE, CASABLANCAS, LINIENKÄMPER, GUBAIDULINA, LUTOSLAWSKI y SHOSTAKOVICH. Orquesta Nacional de España. Dir.: Nacho de Paz. Auditorio de la Diputación de Alicante, 16-18 de septiembre de 2011.

El flamante ADDA (Auditorio de la Diputación de Alicante) abrió sus puertas en abril, pero sólo el pasado día 16, jornada inaugural del 27 Festival de Música de Alicante, inició su andadura sinfónica en forma de ciclo. El edificio, obra del arquitecto Juan Antonio García Solera, tiene una capacidad para 1300 personas en su sala sinfónica y 330 en la de cámara y, lo más importante, posee una espléndida acústica y excelentes servicios técnicos.
Los primeros conciertos seriados del nuevo edificio han estado a cargo de la Orquesta Nacional de España, incansable y versátil, dirigida por el asturiano Nacho de Paz (Oviedo, 1974), un músico entusiasta, vital, trabajador incansable, que a sus 37 años atisba ya una carrera importante dentro y fuera de España.
El único estreno absoluto de las jornadas de apertura fue “Bennu”, un jugoso poema sinfónico de Jacobo Durán-Loriga. En el caso de este autor (Madrid, 1958) se puede hablar de cierta resurrección musical: en los años 80, líder del colectivo de compositores llamado “Grupo del Bierzo” –homenaje a los cursos allí instaurados por Cristóbal Halffter-, Durán era la gran esperanza blanca de la creación española ajena al tutelaje del gran Paco Guerrero (prematuramente desaparecido en 1997), y obras como “Spa”, “Petite Ensemble Bleu”, “De sol a sol” o “Greffé” confirmaban paso a paso tal expectativa. Sin que el músico renunciara a proyectos ambiciosos como la ópera “Timón de Atenas” o el “Cántico de Mallick”, una creciente querencia por la matemática y la técnica llevaron a Durán a un cierto desapego con el público, pese a la solidez de las propuestas –la fuga de “Marsias y Apolo”, por ejemplo, es uno de los mejores trabajos de contrapunto de la moderna música española-; pero este mes de agosto el estreno en el Festival de Santander del extraordinario “Cuarteto nº 2” presentaba a un autor que, sin repeler la técnica (algo impensable), convertía a la poética en su elemento motriz, algo que vuelve a darse en este “Bennu”, parábola del Ave Fénix egipcia, cargado de fuerza, energía y hasta de cierto humor.
Fue un buen homenaje a quien tantos años dirigió Alicante programar “El vuelo de Volland” de Jorge Fernández-Guerra, obra tan narrativa como compleja, y hubo valor torero en de Paz al cerrar veladas con “sinfoniones” como la “Tercera” de Lutoslawski o la “15” de Shostakovich. Pero nada sonó tan perfecto como el temprano “Poema de cuento de hadas” de Sofía Gubaidulina, de 1971: fue una filigrana de interpretación. José Luis Pérez de Arteaga

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