Recomendación: Alondra Parra en la ONE: música latina
Música latina
Para mí, todo comentario que pueda hacer sobre cualquier actividad de la Orquesta Nacional de España en este momento debe de comenzar felicitando a Félix Palomero, su, después del verano si antes el país mismo no ha caído en locura mayor de la que ya se encuentra, nuevo director técnico. Tal locura se ha instalado ya en el nombramiento, a algunos meses de su llegada efectiva, con más de una crítica previa por su vida pasada o incluso presente, sea ya profesional o incluso personal. Este país no tiene arreglo, y cuanto más ignorante se es, más se opina, y con más desvergüenza. ¿No parecería quizá mejor esperar un poco a ver por dónde sale el sol? Por lo que a mi modesto entender se refiere, Palomero, como todos los buenos profesionales que han ejercido algún cargo musical público en los últimos años en este país, merece un mayor margen de confianza. No nos comamos el filete antes de sacrificar el ternero, un animal que se presenta, además, con un currículo de auténtico lujo. Unas cuantas horas de trabajo en diversos despachos musicales, desde la misma dirección del INAEM hasta las secretarías técnicas de la propia ONE (2000-2006), la Sinfónica de Galicia (2009-2012) y la Sinfónica de Navarra, desde la que vuelve ahora a Madrid, avalan al personaje, se le odie o se le ame. Paciencia, por favor.
Uno de los últimos conciertos de esta temporada de Félix Alcaraz es el que recomendaré esta semana. Y un concierto que puede tener su miga, porque está protagonizado por una mujer, y cualquier cosa que se haga o diga en este momento sobre asuntos relacionados con cuestiones de género puede ser malinterpretada. Por ejemplo: ¿podría atreverme a opinar que Alondra Parra es muy guapa antes de razonar por qué es una buena directora de orquesta? ¿Podría arriesgarme a decir que, un poco harto de contemplar a caballeros canosos en los podios, puede parecerme que una señora de estas características ofrece un evidente impulso al espectáculo (sí, he dicho espectáculo, que ya está bien de llamar a los conciertos templos del intelecto y cosas así)? Pues claro que puedo, aunque se me tilde de machista o viejo verde. Me da igual: me encantaba cómo movía el trasero Celibidache cuando dirigía música latina, y nadie se quejaba de que ese fuera un asunto de relevancia de género. Y me encanta Dudamel cuando transmite a sus jóvenes músicos el entusiasmo que encierra en potencia mucha de la música latinoamericana que dirige y a la que aquí nadie hace caso, aunque a la madre patria se le llene la boca de loas admirativas al enterarse de que existe, gracias a estos ´espectaculares´ conciertos. En este caso, protagonizado por una mujer de talento.
Alondra Parra es una directora mexicana joven (no ha cumplido los 40) que nos visita para dirigir un muy atractivo concierto. Un compendio de músicas latinas, vistas desde el ´West side´ hasta la aristocracia negra de Broadway, pasando por Arturo Márquez y uno de sus espléndidos y vitalistas danzones, hasta la música cinematográfica de Silvestre Revueltas. No sé mucho de su quehacer artístico en su país natal, aunque es extraordinariamente activo, y solo la he escuchado a través de vídeos de algunos de sus conciertos. Me ha parecido una directora de buenos medios técnicos y un buen poder para la comunicación, al menos en los repertorios latinos. En este concierto, de perfecta combinación en el repertorio escogido, habrá de dar buena cuenta técnica e interpretativa en piezas tan comprometidas como las Danzas sinfónicas de West side story, que nos atreveríamos a calificar de centro nervioso de la abundante Obra de su autor; la singular Rhapsody in blue, maravilloso simulacro de jazz ´culto´ de Gershwin (con Michel Camilo al piano), y dos aportaciones mexicanas que hemos de escuchar con atención: el Danzón 2 (de los nueve que lleva compuestos, que sepamos) de Arturo Márquez y la música para cine de Silvestre Revueltas, La noche de los mayas, una de las nueve partituras cinematográficas que Revueltas escribió entre 1934 y 1940. Suponemos que se trata del arreglo que José Yves de Limantour realizó en 1960 del original para la película de Chano Uruetas, dejándola en una suite con cuatro movimientos. Por la duración, seguimos suponiendo que se trata de la suite completa, de la que el primer movimiento recibe el nombre de La noche de los mayas. Sea lo que fuere, es una música locuaz y de un contagioso poder rítmico, que se escucha con mucho placer. Pedro González Mira
Michel Camilo, piano. Orquesta Nacional de España. Dra.: Alondra Parra. Obras de Bernstein, Gershwin, Márquez y Revueltas. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Sábado 13, 19.30. Entre 12 y 38 €.
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