Altas expectativas cumplidas a medias
Altas expectativas cumplidas a medias
LE NOZZE DI FIGARO (W. A. MOZART)
Teatro alla Scala de Milán. 27 Noviembre 2016.
Estando en Bérgamo, nada parece más natural que venir a La Scala y más si lo que ofrece el teatro es Le Nozze di Figaro. Uno siempre espera lo mejor de este auténtico templo de la lírica, pero esta representación no ha alcanzado el nivel que podía esperarse. La nueva producción ha sido decepcionante, la dirección musical ha tenido altibajos y en el reparto vocal han destacado los nobles sobre los plebeyos.
El espectáculo escénico ofrecido es una nueva producción de Frederic Wake-Walker, que hacia su debut en La Scala. El espectáculo comienza con buenas expectativas, al ofrecer durante la obertura la colocación de los elementos escénicos por parte de unas atractivas figurantes vestidas de negro, que luego reaparecen en diversos momentos, aunque no se sepa bien qué pintan por ahí, aparte de utilizar unas maderas para figurar el ruido de los tortazos que en diversas ocasiones ofrece la ópera. La escenografía es obra de Anthony McDonald, ofreciendo un reducido espacio para el primer acto, en el que no están muy bien conseguidos los escondites del Conde y de Cherubino. Más elegante es la habitación de la Condesa en el acto II, aunque los escondites de Susanna y Cherubino no son sino un enorme armario, sobre el que me pregunto cómo utilizar la parte superior, cuando el mueble tiene unos 5 metros de altura. No está bien resuelta la huida de Cherubino por la ventana, ya que por ahí mismo sale Fígaro al principio del acto y sin necesidad de saltar.
En el tercer acto asistimos a una serie de bodas civiles de figurantes, oficiadas por Don Curzio, entre los que están nuestros protagonistas. Sorprendentemente, la Condesa canta su aria y el dúo con Susanna en la habitación de ésta. Finalmente, el acto del jardín exige oscuridad, si uno tiene que creerse los equívocos que ocurren. Pero no hay tal aquí, sino luz esplendorosa, que no hace sino quitar credibilidad a la trama. El vestuario es del mismo McDonald y resulta clásico en los protagonistas y extraño con figurantes y coro. La dirección de escena va por caminos exagerados e infantiles y al final el interés inicial se disuelve como terrón de azúcar en café.
Al frente de la dirección musical estuvo Franz Welter-Möst, cuya lectura me ha resultado decepcionante en la primera parte y más convincente en la segunda. Este maestro siempre me ha resultado más o menos convincente, dependiendo del repertorio al que hace frente. Recuerdo muy buenas direcciones suyas en Viena (cuando era director musical de la Staatsoper) en ópera alemana y otras decepcionantes en repertorio italiano. En esta ocasión su lectura ha resultado poco ligera y divertida en los dos primeros actos, ganando en vida en los dos últimos, aunque la producción nada ha ayudado en el acto del jardín. Se ha ofrecido el aria de Basilio, mientras que se ha cortado la de Marcellina. En mi opinión bien están cortadas las dos, pero si hay que ofrecer una, prefiero Il capro è la capretta. La Orquesta de la Scala ha estado a su buen nivel habitual, aunque recuerdo mejores prestaciones en otro repertorio y con otros directores. Correcto el Coro en sus breves intervenciones.
Fígaro fue interpretado por Markus Werba, cuya actuación me resultó más convincente escénica que vocalmente. Es un barítono lírico, cuya voz tiene alguna dificultad para proyectarse a la sala. No es el Fígaro que uno puede esperar de un teatro como la Scala. Susanna fue interpretada por la soprano sudafricana Golda Schultz, que tiene una voz adecuada para el personaje, aunque no está sobrada de volumen. Es musical y canta con gusto, resultando una correcta Susanna.
El mayor atractivo de esta representación era la presencia de Diana Damrau y Simon Keenlyside como Condes Almaviva. Efectivamente, respondieron a las expectativas iniciales. Diana Damrau fue una Condesa plenamente convincente en escena, cantando siempre con intención y dando sentido a todas sus frases. Estuvo magnífica en Dove sono, una de las mejores interpretaciones que recuerdo de dicha aria. También lo bordó en el dúo con Susanna, Canzonetta sull’aria. Pasó más desapercibida en Porgi amor, quizá sin calentar vocalmente de manera suficiente.
Marianne Crebassa y Diana Damrau
Buena también la actuación de Simon Keenlyside como Conde. Su prestación escénica fue impecable y lo hizo francamente bien en términos vocales, brillando en el aria Hai gia vinta la causa. Es una buena noticia que el barítono inglés se haya recuperado de sus problemas anteriores, aunque no le encuentro al mismo nivel vocal de antes de su enfermedad, si bien sus dotes interpretativas lo compensan. Es también una buena noticia que vaya a ser Don Giovanni en Bilbao, aunque abrigo algunas dudas sobre cómo se comportará su voz en el Euskalduna.
La mezzo soprano francesa Marianne Crebassa fue una buena intérprete de Cherubino, bien recibida por el público, pero eso no es ninguna novedad, ya que Cherubino, como Micaela en Carmen o Liú en Turandot, siempre se gana al respetable. Me ha parecido una buena intérprete más que un Cherubino excepcional.
En los personajes secundarios llamaba la atención que Don Bartolo doblase como Antonio, así como que Basilio lo hiciera como Don Curzio. En el primer caso Andrea Concetti no tuvo mayor relieve. En cuanto al tenor Kresimir Spicer fue un intérprete excesivamente exagerado en escena, mientras que vocalmente ofreció una voz notablemente más ancha que la que estamos acostumbrados en el personaje. Adecuada, Anna Mara Chiuri como Marcellina. Buena impresión la dejada por la joven soprano Theresa Zisser como Barbarina.
El teatro estaba repleto y el público no se mostró particularmente cálido a escena abierta, aunque dedicó bravos en los saludos finales a los protagonistas y al maestro. La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 47 minutos, incluyendo dos intermedios.
Duración musical de 2 horas y 54 minutos. Seis minutos de aplausos. El precio de la localidad más cara era de 300 euros, costando 60 euros la más barata con visibilidad.
José M. Irurzun
Acto I: 45 minutos Acto II: 50 minutos Acto III: 42 minutos Acto IV: 37 minutos Aplausos: Non so piu: 8 Voi che sapete: 11 Hai gia vinta la causa: 10 Dove sono: 24 Aprite: 9 Basilio. 7 Deh vieni: 10
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