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Por Publicado el: 15/02/2007Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Amigos de la ópera I

Amigos de la ópera I
Corren tiempos difíciles para las asociaciones de amigos de la ópera. Durante décadas fueron quienes hicieron posible el mantenimiento y el crecimiento de la afición en muchas ciudades. Así en Madrid, Bilbao, Oviedo, La Coruña, Las Palmas, Tenerife, Sabadell… Habitualmente capitaneados e integrados por una parte de la sociedad influyente social y económicamente, consiguieron de las instituciones públicas el soporte financiero para llevar a cabo una tarea llena de ilusiones y esfuerzos.
Pero los tiempos cambiaron, se abrieron nuevos teatros y se reformaron otros, ampliando las posibilidades técnicas, escénicas y orquestales para ofrecer en mejores condiciones el “espectáculo total”, pero naturalmente esto ha traído como consecuencia unos mayores requerimientos organizacionales y presupuestarios de las asociaciones a los que, en ocasiones, no pueden hacer frente. Los problemas has surgido en todas éstas, explicitándose de una u otra forma. Así la breve temporada de La Coruña casi llegó a ser superada por el Festival Mozart con programaciones anunciadas –luego suspendidas- de “El buque fantasma” o “Falstaff”-, en Tenerife con escasos medios y no demasiada afluencia de público, en Las Palmas con un encaje entre temporadas, Festival Internacional y programación del reformado Teatro Pérez Galdós, que se reabrirá en abril, aún por determinar y con bastantes enfrentamientos personales que lo dificultan.
Hay políticos con excesivas ganas de tomar las riendas y sustituir a una iniciativa privada que ha sido fundamental y aún puede serlo mañana, si se logra el adecuado pero difícil equilibrio. Éste funciona relativamente en Madrid, cuya veterana asociación colabora eficazmente con el Real y ha encontrado nuevas ramas de actividad. La resistencia social al cambio es amplia, máxime cuando en algunos puntos como Bilbao u Oviedo, casi tienen el peso de los clubes de fútbol. Pero si su presencia es necesaria también lo es el cambio, porque cada vez es mayor la financiación pública y han de encontrarse soluciones satisfactorias para unos y otros.

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