Análisis de la nueva temporada de Ibermúsica
Análisis de la nueva temporada de Ibermúsica
Tras garantizar su continuidad mediante la incorporación a la dirección de un Llorenç Caballero que va tomando cada vez mayor protagonismo, la nueva temporada de Ibermúsica (2016–2017) se sitúa a un excelente nivel como acostumbra, si bien con algunas lógicas particularidades.
Por un lado, se mantienen algunos rumbos ya muy firmes, como la presencia de multitud de orquestas británicas en la temporada (fruto, en realidad, de las beneficiosas políticas de contratación en España respecto a las de su propio país), pero sin llegar a las cinco de hace un par de años. Harán acto de presencia la London Symphony, London Philharmonic y Philharmonia. También repite, lógicamente, la Orquesta de Cadaqués, en este caso bajo las direcciones de V. Petrenko y Marriner. Se suman algunas persistencias que se agradecen, como la siempre bienvenida visita de Jurowski, una constante del ciclo en los últimos años.
La presencia de batutas míticas queda huérfana este año, dedicándose el espacio a la generación de directores que nacieron rondando el 60, como Esa-Pekka Salonen, Daniele Gatti y Christian Thielemann. Gatti, al frente de la Wiener Philharmoniker repetirá 1º Sinfonía de Brahms, como en su última visita al ciclo. También se sumará al grupo Jonathan Nott, firmando con la Orchestre de la Suisse Romande (esa que la revista Gramophone define como “vieja gloria”) dos programas que incluirán una especialidad de la casa, la que precisamente desencadenó parte de su reconocimiento actual: la Primera Sinfonía de Mahler.
La apuesta de juventud (que en otras temporadas recayó en Afkhan o Nelsons) será territorio de Vasily Petrenko o Daniel Harding, que pondrá en pie dos interesantes programas con la participación sugestiva de Christian Gerhaher. En el capítulo de los solistas destaca, además de las hermanas Labèque, la nueva reunión entre dos personalidades explosivas como las de Leonidas Kavakos y Yuja Wang, que tan buen sabor de boca dejaron hace más de un año con su Brahms íntimo y expresivo. En este caso su viaje será más diverso (Medtner, Schubert, Debussy y Bartok).
Hay algunas novedades especialmente interesantes en el campo de la música antigua, tras unos años en los que ésta había hecho acto de presencia de forma más difuminada. Las orquestas historicistas han ido apareciendo intermitentemente por las temporadas de Ibermúsica (Al Ayre Español en la 12/13 o bandArt en un concierto especial este verano pasado), pero con un repertorio anclado en el Clasicismo y con formaciones de menos prestigio que las dos orquestas que actuarán durante la próxima temporada. En este caso actúan las dos vacas sagradas del historicismo que restaban por venir a Ibermúsica (si exceptuamos tal vez a R. Jacobs): William Christie y Marc Minkowski. Y lo hacen de la mejor manera imaginable, sin salirse de su hoja de ruta barroca: Minkowski hará Bach (la Pasión según San Juan) y Christie Händel (El Mesías). Tal vez sea una de las últimas oportunidades de ver a Les musiciens du Louvre dirigidos por Marc Minkowski, tras la retirada de la subvención por parte del municipio de Grenoble que dejó a la orquesta al límite de la extinción el año pasado, y el reciente nombramiento de Minkowski al frente de la Ópera Nacional de Burdeos.
Muchos puntos de interés, como se puede observar, en una temporada de Ibermúsica que camina hacia su 50 aniversario, esperemos que con paso firme y decidido. Mario Muñoz Carrasco
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