And the winner is…
And the winner is…
Empieza el conclave que ha de elegir el futuro Papa. Es la primera vez que se vota un Papa desde que existe Internet, desde que se sabe todo de todo sin que se sepa cómo. Estamos en la época en la que todo se retransmite, por televisión o por Internet. El mismo Juan Pablo II fue un paladín mediático. Las imágenes de sus viajes y sus liturgias fueron difundidas por todo el mundo porque él así lo quiso y porque sin duda eran noticicia. “Porque él así lo habría deseado”, justificó la curia vaticana la retransmisión de hechos inéditos hasta la fecha. Jamás se había visto el cortejo funeral que lleva el cadáver del pontífice fallecido desde sus dependencias a la Basílica. Tampoco las imágenes del velatorio se habían conocido con tal claridad.
Ahora se elige nuevo Papa. Será de momento en sesiones secretas y su confirmación aún llegará a través de chimeneas, pero quizá su nombre llegue ya a los medios de comunicación y a Internet a la vez que el humo blanco. No tendría nada de extraño que en un futuro pero no muy lejano cónclave se retransmitiese la ceremonia y el cardenal de turno, en una ceremonia espectacular, anunciase “And the winner is…”
Y muchos católicos piensan que la religión no puede ser algo tan externo. Que misterios como el de la Santísima Trinidad son incompatibles con tales “claridades”. Lo relacionado con Dios y la religión ha de mantener siempre un cierto ocultismo, porque no hay religión sin fe e imaginación. Muy difícil tienen la Iglesia y el nuevo Papa encontrar el término medio en la comunicación de sus actos.
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