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Por Publicado el: 04/07/2004Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Andalucía

Buena la han armado los críticos andaluces. Advertí hace bien poco de lo que estaba ocurriendo e iba a ocurrir en esa autonomía. Los hechos demostraron cuanto escribí. Ahora la critica andaluza se ha unido en pleno para firmar un manifiesto tremendamente duro en contra de la nueva y dictatorial política cultural de la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento sevillano. Por una vez como Fuenteovejuna, todos a una. En Madrid se intento una unión semejante para evitar que se publicasen las criticas líricas al día siguiente, hecho único en el mundo. Hubo un esquirol.
No sabemos aun las consecuencias de la unión de críticos andaluces -David Cuesta, Andrés Moreno Mengíbar, Justo Romero, Ramón María Serrera, Carlos Tarín, José Miguel Usábel, Pablo J. Vayón- pero si la inquietud que ha despertado en el delegado de cultura del Ayuntamiento, que inmediatamente descolgó el teléfono para llamar a los directores de la prensa local a fin de impedir su difusión y, según me cuentan, hasta haciendo uso de publicidades.
El caso es que no puede tirarse por la borda toda la labor cultural pasada. El caso es que antes de decidir hay que estar bien informados. El caso es que media docena de iluminados indocumentados no pueden hacer lo que les venga en gana. El caso es que los intereses personales de un libretista no pueden confundirse con los públicos. El caso es que ya está bien de hacer las cosas en el más absoluto oscurantismo.¡Basta ya! Ahora en favor de la cultura andaluza.
Sevilla merece que se ocupen de su orquesta y teatro personas con preparación y experiencia acreditada y que se pongan en marcha proyectos contrastados. Pues ninguna de ambas cosas, porque la unificación de dirección artística y musical en un teatro es algo que ya se sabe no funciona. Ejemplos: Munich o Madrid. Menos mal que el buen sentido – o las perras- se ha impuesto al final y no se ha cancelado un contrato firmado por la Maestranza con Carlo Rizzi a fin de que “Madama Butterfly” fuese dirigida por el nuevo titular, tal y como deseaban algunos. Y enhorabuena a Umberto Orán, nuevo programador del teatro. Él sí que sabe lo que hace. Ya lo verán.

Gonzalo ALONSO

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