Xabier Anduaga: “No estoy dispuesto a ir hacia atrás cantando papeles que aún no debo”
Xabier Anduaga: “No estoy dispuesto a ir hacia atrás cantando papeles que aún no debo”
El tenor, que acaba de ser galardonado en los International Opera Award, forma parte del elenco de “Viva la Mamma”, la ópera de Donizetti que se estrena hoy en el Teatro Real
Los primeros acordes de la voz de Xabier Anduaga son firmes y al tiempo ligeros. Unos minutos de conversación son suficientes para darte cuenta de que este chico de 25 años, nacido en San Sebastián en 1995 tiene los pies bien asentados en el suelo. El premio que le ha distinguido días atrás como mejor cantante joven de la lírica, le reafirma en su compromiso con su profesión y suma un acicate más a su carrera, de fondo. Y él lo sabe. Los experimentos, con gaseosa. “Recibirlo me ha hecho muchísima ilusión, aunque sé que al mismo tiempo entraña responsabilidad también pues supone que la gente empiece a hablar de ti”, arranca. Sin embargo, de Anduaga ya se lleva hablando. Y siempre en positivo. “Tengo gente a mi lado que me aconseja bien y soy consciente de no aceptar aquellos papeles para los que no estoy aún preparado, porque podría suponer un agujero en mi carrera. Sé que cuando no mejoro voy para atrás y no estoy dispuesto a cometer ese tipo de errores”, dice con un tono suave pero reafirmando cada palabra.
A su lado, lo recalca con orgullo, tiene la suerte de contar con su pareja, Elena Barbé, que es al tiempo su profesora. Si hay tentación de desviarse del camino, inmediatamente se corrige el rumbo del barco: “Es la única manera de tener la mente fría. No hay que perder la cabeza ni dejar de tener los pies sobre la tierra. Lo que cuenta es el trabajo que haces cada día”.
Las caricaturas de Pelly
Se siente muy cómodo con Rossini y Mozart, “cantando El barbero, Lucrezia Borgia o en este momento con Viva la Mamma. Son vocalidades en las que me siento a gusto”. A gusto y más con este Donizetti que será un descubrimiento, divertido y ácido al tiempo del que se va a hablar mucho: “Cuando lo ves en escena no lo puedes creer. Lo estamos pasando genial. Creo que había ganas y necesidad de trabajar con humor y Pelly, el director de escena, nos ha ayudado a dar forma a cada uno de nuestros personajes, creando caricaturas de algunos nombres que todos podemos tener en la cabeza. Guglielmo, que es quien soy yo, es un tenor que está todo el tiempo enfadado porque lo que quiere es ser protagonista. Es alemán y yo hago todo el papel cantado en italiano por un alemán. Imagina”, desvela.
A pesar de haber perdido muchos contratos y de haber tenido que parar (“No me vino mal para poder estar un tiempo en casa, estudiar, estar con la familia y descansar”), Anduaga defiende que “en la vida hay que pasarlo lo mejor posible. Poco a poco vamos viendo la luz. necesitamos reírnos y una ópera como Viva la Mamma es el punto de inflexión para abrir el Teatro Real a la risa y al humor”. Se siente orgulloso de trabajar con “un reparto que es lo mejor a nivel mundial. Carlos Álvarez, que tiene una talla profesional enorme, es capaz de interpretar un personaje cómico y darse la vuelta en el siguiente título. Muchas veces me pregunto cómo puede hacer esos dos papeles tan dispares, Mamma Agatha y el barón Scarpia”. Y redondea la reflexión con esta frase: “Estar aquí es un sueño. Me han hecho sentir parte de la familia del Teatro Real”.
La cultura como bien necesario
Él, como tantos otros colegas, empezó a preocuparse cuando el descanso pandémico obligado se alargaba. “Ver que los teatros se cerraban era tremendo. Yo creo que ha quedado claro que la cultura es un bien necesario para vivir. Hemos visto un futuro negro sin trabajo y sin ingresos. Con demasiadas dudas e incertidumbres pero vamos saliendo. Y lo hemos visto en España, donde nuestros teatros han sido un ejemplo para el mundo entero”. La mascarilla, compañera ya inseparable de cada día de ensayos es un complemento más: “Es complicado cantar con ella, con algo que te está tapando la boca, pero de lo malo no me parece que sea el mayor de los problemas. Cuando llegue el momento de quitárnosla, lo celebraremos y nos sentiremos un poco más libres”·, asegura.
El futuro se conjuga para el tenor perfecto. ¿Qué papeles espera? “Verdi es un objetivo, pero lo veo aún lejano. No es mi primera opción. Voy a seguir con Donizetti, Bellini, Mozart y, los demás, ya irán llegando cuando deban, no hay prisa. Hablo de Lucía, Elissir y Rigoletto”.
No olvida sus orígenes, sus días en el Orfeón Donostiarra, su pasión infantil que no le ha abandonado. O el fútbol, que tantas veces ha disfrutado con sus amigos. Tampoco a Alberto Zedda. Es mentarle el nombre del maestro y no lo puede evitar: “Lo oigo y me conmueve y emociona. Él supuso mi primera oportunidad. Confió en mí ciegamente. Cuando me dio la mano para ir a Pésaro con “Il viaggio a Reims” yo no había cantado ninguna ópera. Me enseñó a pensar y preparar los personajes y siempre lo tengo presente. No hay un solo día que no lo recuerde. Le estaré eternamente agradecido”. Le esperan debuts, “Don Pasquale” y “Lucrecia”, aunque aún no puede decir dónde. Y conciertos por España. No hay prisa. Gema Pajares
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