Anécdotas entre Tucker y los del Monaco
Anécdotas entre Tucker y del Monaco
El pasado 28 de agosto hubiera cumplido 104 años Richard Tucker, tal y como recordábamos aquí . Tras mi artículo tuve la llamada de Giancarlo del Monaco para contarme anécdotas vividas con él, que no me resisto a trasladarles.
Del Monaco hijo y Tucker se conocieron en 1971, cuando el regista trabajó en una “Manon Lescaut” -con Magda Olivero- y “Pagliacci”. Curiosamente en la misma temporada Olivero también cantó “Adriana Lecouvreur” con un joven Plácido Domingo. Al terminar una de las funciones de “Pagliacci” el tenor le comentó al regista “Siempre que acabo una función de este título pienso que me voy a morir”. Ambos hicieron amistad y del Monaco quiso llevarle a Viena, donde entonces tenía influencia. Tucker le dijo que iría al fin del mundo con él, pero ni a Alemania ni Austria, donde existió en nazismo y de ahí las raras apariciones del tenor por Europa.
https://youtu.be/_FGQsrmuKxk
Algo después volvieron a coincidir y Giancarlo le preguntó mientras paseaban “¿Qué piensas de mi padre?”. En aquella época eran tres los tenores que dominaban el Metropolitan en el repertorio italiano: del Monaco, Tucker y Bjoerling. Tras seguir paseando en silencio, se paró, se volvió a él y le contestó “Tu padre es el más grande tenor que ha cantado en el Met desde la segunda guerra mundial”.
Otra vez Tucker cantaba “Aida” en Verona y Giancarlo animó a su padre a ir allí -ellos estaban en su casa de Treviso- a comer con él. El tenor italiano le dijo inicialmente que no, porque estaba harto de judíos, pero se refería al lobby judío que por aquel entonces dominaba el Met. Comieron juntos en Verona y dejo aquella conversación para el libro que en su momento escribiré.
Tucker murió el 8 de enero de 1975 entre los bastidores de un ensayo de, precisamente, “Pagliacci”.
Este mismo título fue precisamente el último que también abordó Mario del Monaco en Palermo. Allí estaba su hijo y, ¿qué dirán que le comentó al acabar la función?, “Cada vez que canto esta ópera siento que me voy a morir”. Cosas de la vida.
La obra de Leoncavallo tiene el problema de, siendo breve, exigir permanentemente al tenor, que apenas tiene un momento de descanso.
Para otra ocasión queda el encuentro del tenor italiano con Alfredo Kraus.
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