Angel Blue: “Es un periodo para estar agradecido”

Los compromisos de la soprano hicieron aguas con el anuncio de la pandemia tras actuar en el Festival d’Aix -en-Provence, el Metropolitan de Nueva York y la Ópera de Hamburgo

Angel Blue

Tras interpretar la primera Tosca del Festival d’Aix-en-Provence, Bess en la inauguración de temporada del Metropolitan con la ópera de Gershwin, y Mimí en La Bohème de la Ópera de Hamburgo, Angel Blue debería haber puesto rumbo a Omán, pero para entonces, la preocupación por la expansión del virus crecía exponencialmente.

Obligada a interrumpir su agenda, la soprano se tomó un tiempo para aprender a parar, a frenar el ritmo frenético de los últimos años: “Fue muy difícil adaptarme a mi nueva rutina. Espero que una vez pase esta etapa pueda ser más consciente de la necesidad de descansar, de estar más presente, de que está bien no estar siempre de aquí para allá”, comenta.

Para poder permitirse su formación musical, la soprano realizó distintos trabajos y se presentó a concursos de belleza, una experiencia que le ayudó a aprender a no compararse con los demás, a trabajar por y para uno mismo: “A los concursos de belleza se presentan muchos tipos de mujeres, cada una su propio recorrido vital y su propia visión del mundo, así que rápidamente entendí que la felicidad está en uno mismo”, explica.

Actualmente, la soprano se encuentra en casa, donde continúa trabajando y ensayando para sus próximos compromisos – entre los que se encuentra el Concierto de Año Nuevo del Metropolitan de Nueva York -: “Me quito el sombrero ante mis compañeros que a día de hoy están viajando y actuando en distintas partes del mundo. En lo que a mí respecta, he tenido trabajos que se han cancelado por la situación actual y otros los he suspendido yo porque no me sentía cómoda viajando. La conclusión que saco de un momento como este es que tenemos que estar bien, y estar bien implica salud mental y física. Así que creo que tenemos mucho que agradecer a esta etapa”.

La soprano declara que ahora, en sus treinta, está en una de sus fases vocales más interesantes, encontrando comodidad en papeles como Violeta Valery, Mimí o Tosca. Las últimas críticas han calificado su voz como “radiante” y “brillante”, de la textura de la miel o el terciopelo. Si la pandemia no lo hubiese impedido, Blue habría debutado el papel de Aida en Santa Fe, pero el momento tendrá que esperar. Quizás incluso se adelante a este debut otro en 2023 de un papel de una princesa egipcia. “Ojalá podamos llegar a hacerlo, es en un destacado teatro de ópera”, comenta. Por el momento, Blue permanecerá interpretando obras de Verdi, más cercano a su tiempo de voz, en la línea de soprano lírico spinto con obras como Il Trovatore o Ernani. En el futuro, apunta, le gustaría cantar Mozart: “Lo haré cuando esté preparada. Creo que mi voz tiene que refinarse más para poder interpretar óperas como Le nozze di Figaro”.

Angel Blue confía en su criterio para escoger cuándo cambiar de registro, como en el momento en el que le aconsejaron esperar un poco más para interpretar Tosca: “Yo sabía que era el momento adecuado”. Para la cantante, el momento donde más aprende es en los ensayos, que graba y revisa de principio a fin. “Hay veces que cometo tantos fallos que no puedo evitar reirme. Estas grabaciones son el mejor recordatorio de que las cosas no siempre salen como queremos y que de todo se aprende”.

Otra de sus preocupaciones durante la pandemia es cómo el virus afecta a las vías respiratorias. “Aunque no todos estén de acuerdo, pienso que nuestra manera de respirar determina nuestra proyección; cómo soy capaz de mantener mi sonido me posicionará como una soprano dramática, lírica o de coloratura”.

Durante los primeros meses del confinamiento, Angel Blue inició una serie de conversaciones virtuales con compañeros de profesión y fue requerida por algunas instituciones para discutir sobre el racismo en la ópera. La soprano es rotunda en su respuesta: “Después de escuchar esta cuestión muchas veces, creo que aún no tengo la respuesta adecuada, así que mantengo lo que pienso: yo soy cantante de ópera. No trabajo en la administración, no sé qué se siente como director de casting. Mi única competencia, y a la que quiero dedicar mis esfuerzos, es el canto. Así que creo que si aplicásemos esta lógica a cada responsabilidad se solucionarían muchas cosas. Debemos tratar a los demás como queremos ser tratados. Yo quiero que me contraten por cómo canto, porque mis actuaciones gustan y quieren que forme parte de ciertas producciones, no rellenar algún tipo de cuota”.

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