Michele Angelini: “La grabación ha jugado un papel determinante en la formación vocal”

El tenor americano valora la evolución profesional de los cantantes desde la llegada de la grabación y las primeras ediciones críticas

Michele Angelini

Michele Angelini regresa el 24 de septiembre al Teatro Real como parte del segundo reparto que dará comienzo a la temporada 21/22, un escenario que  incluye entre sus más queridos desde su celebrada participación en la ópera Thais – junto a Plácido Domingo, Ermonela Jaho y dirección musical de Patrick Fournillier en julio de 2018 -. Angelini viene de interpretar el papel de Don Narciso en Il Turco in Italia de Rossini en el Festival de Glyndebourne, compositor que inaugura la temporada del teatro madrileño con la ópera La Cenerentola.

“Glyndebourne fue un sueño hecho realidad. El equipo del festival trabajó muy duro por mantener las medidas de seguridad, extremando el cuidado en la preparación de los montajes de Il Turco y Kat’a Kabanova de Janácek, que se presentaban de manera alterna en una misma jornada”, explica el cantante sobre su paso por el festival británico.

Estrechamente vinculado al repertorio rossiniano se siente muy emocionado con el llamado ‘resurgimiento de Rossini’ gracias a la investigación musicológica de las dos últimas décadas: “Creo, simplemente, que es maravilloso que las compañías de ópera comiencen a poner en escena otros trabajos menos conocidos de Rossini. El término ‘resurgimiento’ debe ser tratado con cierta distancia, ya que hubo muchas recuperaciones en la década de los 50 y 60 gracias, sobre todo, a la labor de Alberto Zedda, autor de la primera edición crítica basada en manuscritos y fuentes primarias. Esa investigación ha sido crucial e increíblemente reveladora para el entendimiento de la notación y el lenguaje estilístico de Rossini y sus contemporáneos”, precisa en una entrevista para Opera War Horses.

“Creo que cuando uno escucha las grabaciones de cómo se cantaba Rossini antes de la era de las ediciones críticas, antes de 1965, descubre un tratamiento de la voz consistente, una manera de proyectarla que apela a una verdad actualmente perdida en lo que atañe al canto, a pesar de que algunas prácticas y gestos se desaconsejan hoy en día”, contesta cuando se le pregunta por el impacto de la grabación sonora en la formación vocal en el periodo de posguerra. “No podemos decir que las actuaciones de principios del siglo XX fuesen ‘incorrectas’, es solo que la manera de cantar e interpretar la música era diferentes de las actuales, cronológicamente más cercanas a los compositores y sin influencia de grabaciones de otros cantantes porque entonces no existían. Hoy deberían ser una fuente esencial a la hora de trabajar el repertorio. Por ejemplo, los tenores no intentan aligerar la voz ni proyectarla como si fuese un láser, como se ha estandarizado hoy día. Todo lo que hoy consideramos demasiado sentimental, emocional, no les restó velocidad ni precisión en la coloratura ni sacrificó la riqueza de su tono. Entonces, cantar significaba cantar: Maria Callas era la perfecta Lucia, Amina y Violetta y sabía transferir sus cualidades a otros papeles. Giulietta Simionato y Christa Ludwig eran tan capaces de cantar Amneris como Cenerentola. Goerges Thill interpretaba roles románticos y wagnerianos con el mismo sentido de la elasticidad en la voz con el que cantaba Bellini y Donizetti. Ahora, el repertorio está muy categorizado, dividido, y eso limita a los cantantes. Ya no se nos prepara de la misma manera y lo que se espera de nosotros es completamente diferente”, concluye.

Angelini cantará 7 funciones de La Cenerentola entre el 24 de septiembre y el 9 de octubre, donde interpretará el papel de Don Ramino. Serán sus compañeros de reparto Aigul Akhmetshina, Borja Quiza, Nicola Alaimo, Rocío Pérez, Carol García y Riccardo Fassi.

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