Crítica: Año Nuevo en el Teatro de la Zarzuela, dúo de contrastes
Año Nuevo en el Teatro de la Zarzuela: Dúo de contrastes
Obras de Serrano, Gerónimo Giménez, Chapí, Serra y Miracle, Soutullo, Guridi, María Rodrigo, Moreno Torroba, Valverde, Bretón, Francisco Alonso, etc. Ángeles Blancas, soprano y Alejandro Roy, tenor. Coro Titular de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Alvaro Albiach, dirección musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 4 de enero de 2025.
El Teatro de la Zarzuela celebró su Año Nuevo con lo propio, nuestro género, al igual que lo hacen los austríacos con sus valses y polkas. Lo tituló “Festejando el porvenir”, aunque no presentase obras actuales del género, pero si un par de recuperaciones, como fueron un nocturno de “Las enredaderas” de Magda Serra y Miracle y el coro “Miserere. Por el alma de nuestro soberano” de “La reina Amazona” de María Rodrigo, la compositora más cercana a nosotros en el tiempo.
Concertó Álvaro Albiach con más potencia que matiz, sacando buen provecho de los cuerpos estables del teatro. Sobre el escenario, junto a la orquesta y el coro, lo que siempre impone obligaciones de caudal vocal, dos cantantes reputados: Ángeles Blancas y Alejandro Roy. Recuerdo aún el debut del tenor en Verona en 2012 con “Carmen”, sorprendiendo por su sonoridad al abierto y, por las mismas fechas, a Ángeles Blancas abordando en la Fenice “Lou Salomé” de Sinopoli, demostrando su versatilidad. Los años pasan para todos nosotros y también para ellos.
Fueron dos cantantes contrapuestos. Roy derrochó chorro de voz desde el primer momento y siempre con dominio. Blancas se esforzó y sonó, pero no siempre con ese dominio y con veladuras en algunos registros. Muestra de ello estuvo desde el primer momento respectivamente en el “Te quiero” de “El trust de los tenorios” y en “Sierras de Granada” de “La tempranica”. En cambio, ella aportó la intención en el matiz, hasta logrando un par de filados, mientras que a él le faltó ese matiz, aspectos patentes en las muy ovacionadas por el público romanzas de “La marchenera” y “Alma de Dios”, respectivamente. La tercera contraposición estuvo en el fraseo, totalmente claro en el caso del tenor, ya fuera en las páginas citadas como la canción asturiana, su tierra, de “Xuanón” o la jota de “La Dolores”, mientras que escasamente inteligible en el fraseo de la soprano, como en la canción veneciana de “El carro del sol”. Podíamos referirnos también a un cuarto aspecto, ya escénico. Roy muy circunspecto en la indumentaria y Blancas queriendo lucir unas espectaculares medias bajo el traje largo.
Contraposiciones que también se notaron en los dúos que, eso sí, nos hicieron vibrar: los de la “Leyenda del beso” y “Me llaman la presumida”. Una velada de hora y tres cuartos, sin descanso y del agrado de todos, con un villancico valenciano, la tierra de Albiach, en consabido recuerdo de propina, para terminar en puro festejo con “Me llaman la presumida”. Gonzalo Alonso.
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