Antipasto manchego
Gala lírica en Toledo
Antipasto manchego
Obras de Verdi, Bellini, Donizetti, Puccini, etc. M.Bayo, F.Cedolins, M.J.Montiel, I.Mulla, G.Casanueva, A.Machado, A.Rodríguez, J.M.Zapata, F.M.Capitanucci y K.Gorny. Orquesta Sinfónica de Madrid. J.M.Pérez Sierra, director. Patio de Armas de la Academia Militar. Toledo, 28 de agosto.
Habían bautizado esta gala como “del Quijote”. Curioso nombre cuando ni una pieza programada se centraba en él. Quizá, eso si podría ser, el nombre se refería a cuantos colaboraron desinteresadamente en una gala en la que unos cobraron y otros no. Algunos quizá se forraron -¿cuánto costó el pueblerino escenario?- los artistas se llevaron un reloj y un pedrusco y a los amigos que ayudaron se les agradecieron los servicios prestados. Estas cosas suelen pasar en acontecimientos con los que se pretende iniciar una senda. La gala lírica toledana era el aperitivo para un futuro festival castellano-manchego, lo que probablemente sucederá dado el éxito y repercusión cosechado. Hubo presencia en prensa, se agotaron las localidades a precios muy diversos, se vivió una buena noche canora en un peculiar pero atractivo emplazamiento, la temperatura y la luna llena acompañaron… pero muchas cosas fueron mejorables.
Lo importante, lo que el público presenció, diez cantantes que acudieron por amistad con unos y con otros y que lucieron sus facultades en mayor o menor medida. Hubo dos artistas sobre el escenario con presencia de divas: Fiorenza Cedolins y María José Montiel. La primera abordó en solitario “Io son l’umile ancella” de “Adriana Lecouvreur” rescribiendo el final para lograr un mayor impacto. La segunda mostró una faceta para muchos desconocida al enfrentarse con solvencia a aria y cabaleta de la Leonora de “Favorita”. La italiana cerró el concierto, junto a un pletórico Aquiles Machado, en el dúo de “Butterfly” –sorprendente final cuando también se interpretaron el cuarteto de “Rigoletto” y el sexteto de “Lucia di Lammermoor”- tras uno de los grandes momentos de la noche: la interpretación de la primer aria de “Traviata” con una Inva Mulla a la que la megafonía –un tanto pop- no perjudicó tanto como a los artistas con mayores armónicos. José Manuel Zapata se lució en las pirotécnias rossinianas del “Cessa di piú resistere”, Maria Bayo aportó gracia en “Yo soy Cecilia Valdés”, el barítono Fabio Maria Capitanucci abusó de voz y el bajo Konstantin Gorny salió airoso de un aria de Felipe II que no encajaba en este tipo de espectáculo. Todos ellos fueron dirigidos eficazmente por José Miguel Pérez-Sierra, a veces un poco lento y otras con demasiado sonido de la Sinfónica de Madrid. Gonzalo Alonso
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