Antonio Moral: “Con la tasa de incidencia me acuesto y me levanto. Estamos en una situación mucho peor que la del año pasado”
El director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, que arranca el día 17, habla de la incertidumbre de esta edición, que celebra sus 70 años con un guiño a 1952
Natural de Puebla de Almenara, una localidad conquense a la que lleva en el alma, Antonio Moral no es precisamente un gestor que se arredre, ante las dificultades. Todo lo contrario. Digamos que las ha visto de todos los colores. Sin embargo, preparar esta edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, que arrancará el día 17 y se prolongará 32 días, le ha puesto a él a su equipo a prueba. La palabra incertidumbre se repite a lo largo de esta conversación. Una y otra vez. Curtido en la dirección de festivales y teatros (como el Real, ahí es nada) y gestor de reconocida valía, Moral ha tenido que armarse de arrestos por culpa de la pandemia. El año pasado fue casi heroico levantar, en sentido figurado, el telón del festival. Este año, dice, la cosa está “mucho peor. Cada día me acuesto y me levanto con las cifras de la tasa de incidencia. Baja muy despacio y eso hace que estemos pendientes día a día del aforo que vayamos a poder tener. Pues si la incidencia en Granada capital no desciende a nivel 2 tendremos que reducir a la mitad el aforo”, lamenta después de meses de romperse la cabeza con un sudoku en el que no es fácil encajar las piezas. “La provincia va remontando poco a poco, pero la capital no, y eso nos plantea un problema muy serio y muy gordo. Es un lío”, añade. Si las butacas (o las sillas, en este caso) merman lo harán también los ingresos por taquilla. En este momento hay más de 22 espectáculos agotados de un total de 48 y otros cinco están a punto de colgar el cartel de “no hay billetes”, lo que es casi la mitad. Sí, pero, la tasa manda y esta no desciende. De hecho, este pasado fin de semana la capital estaba en riesgo extremo. “Llevamos todo el año con una situación compleja. Y así es muy complicado cerrar la programación y presentar un festival como este”. No hay fórmula para hacer frente a una situación así. Moral aplica una regla triple: “Paciencia, fe y resignación cristiana. No nos queda otra, porque no depende de nosotros, aunque nos afecte de manera directa”.
Con el semáforo en ámbar
Inaugurarse, sí. Eso, que nadie lo ponga en duda. El día 17 arrancará el programa oficial de este 2021. “España está con el semáforo en ámbar. Puede que un país aplique una cuarentena en el último momento por razones sanitarias, como ocurrió en Reino Unido con la Philharmonia de Londres. Resultado: la situación repercute directamente sobre las formaciones que llegarán a Granada, orquestas, compañías de ballet, donde existe una mayor interacción entre sus miembros. Las medidas son muy rigurosas, pero es necesario temple para afrontarlo sin desquiciarse. Con razón dice Moral que “no se lo deseo ni al peor de mis enemigos”. Incombustible por naturaleza, Antonio Moral asegura estar muy cansado. Llevamos dos años y eso, incluso a alguien tan optimista como yo le hacen mella. Vamos a estar muy pendientes de la evolución. Cruzamos los dedos”. Y justo en el año de la efeméride, del 70 aniversario del festival. De ahí que haya decidido mirar a aquel no tan lejano 1952 que tuvo como protagonista a un trío de altura: Antonio Soler, de quien se cumple este año el centenario, Ataúlfo Argenta y Andrés Segovia. La imagen que ilustra el cartel de este año la firma Carmen Laffoó: “Es un carboncillo que dibujó para una exposición de 2006 titulado “Arco de cipreses” y resulta perfecto para ilustrar esa España en blanco y negro de los cincuenta. “Se trata de poner el foco en ellos revisitando lo que fueron aquellos tres espectáculos”.
El sueño de George Crumb
Será, no el sueño de Antonio Moral, sino “El sueño de una noche de verano”, un lema que es casi premonitorio hoy, ahora mismo. Y, en efecto, se verá “El sueño de una noche de verano”, de Mendelssohn, “The Fairy Queen” (La reina de la noche), de Purcell, la “Noche transfigurada” de Schoenberg, “Noches en los jardines de España”, de Manuel de Falla y el “Amor brujo”, la recuperación de la cantata de Navidad “Obscura noche”, de Hernández Illana, así como varias páginas dedicadas al nonagenario compositor norteamericano George Crumb (que es este año el compositor residente) que tienen como tema también la noche. Moral se explaya hablando de Crumb, de sus ganas, su alegría al ver su obra por primera vez representada entera en Granada, él , tan fascinado que siempre ha estado por Lorca.
También hay un director residente: Klaus Mäkelä, que gráficamente define el responsable del festival como “la caña”. Hace un año Antonio Moral y unos cuantos más, pocos, muy pocos, sabían de este joven de 25 años. El olfato no le falló cuando le invitó en 2020. “Hoy se lo rifan las grandes orquestas y aquí dirigirá tres conciertos”. está al frente de la Filarmónica de Oslo, “la misma orquesta que dirigió Mariss Janssen durante 15 años. No olvides este dato”.
El pianista con residencia es Javier Perianes, que también recibirá la Medalla de Honor del Festival. Vinculado a esta cita desde 1999 se presentará en tres veladas muy diferentes: en el Palacio de Carlos V de Granada junto a la Mahler Chamber Orchestra con Klaus Mäkelä,; en el Patio de los Mármoles junto al Cuarteto Quiroga y en un recital en solitario el Patio de los Arrayanes con un programa sobre ”El amor y la muerte”.
La música pandémica de Tomás Marco
El programa, aunque comenta Moral que no es lo redondo que hubieran querido, resulta apabullante. Habrá obras de encargo que se estrenarán en Granada, como “Musica in tempore viri”, que firma Tomás Marco o la que ha escrito Iluminada Pérez Frutos en torno a Lorca. El lied será también uno de los puntos fuertes: están todos los que son y son todos los que están: “Serán en el patio de la Alhambra y los tres conciertos estarán centrados en Schubert”. Por no tocar la tecla del piano: “En dos años habrán pasado por aquí los diez mejores pianistas del mundo”, apostilla con orgullo. La Compañía Nacional de Danza, el Ballet Flamenco de Andalucía, la Compañía Blanca Li o el Malandain Ballet Biarritz serán los conjuntos que bailarán en escena. No faltará ni una recreación de la Toma de Granada, que se hará por primera vez. Ni tampoco una reivindicación del flamenco más puro en el Auditorio de la Chopera y con la Alhambra de fondo a través de los cantes de mujeres que no son muy conocidas, pero igual de grandes y válidas que nombres más conocidos y “que han seguido la tradición de generación en generación”, como la Macanita o la Argentina. “Hemos intentado que sea un festival lo más completo posible: hay una celebración, recuperamos a Crumb y los conciertos de órgano, no faltará la danza, que es otro de los pilares en los que se asienta, el ciclo de lied es redondo, la academia barroca, habrá estrenos, flamenco… Se trataba de tocar todos los palos y de hacer que el conjunto tuviera un porqué. Y aquí está”. Ojalá las cifras le sean propicias a Granada. Por el esfuerzo. Por el derroche de paciencia. Y por el pedazo de programa con que se celebrará sus 70 años de vida. Gema Pajares
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