Apoteósico arranque de la era Afkham en Madrid
APOTEÓSICO ARRANQUE DE LA ERA AFKHAM
Orquesta y Coro Nacionales de España
MAHLER: Sinfonía nº 2 “Resurrección. Kate Royal (soprano), Christiane Stotijn (contralto). Coro y Orquesta Nacionales de España. Dir.: David Afkham. Auditorio Nacional de Música, Madrid, 20 de septiembre de 2015.
Eclosión mahleriana al comienzo de temporada: la “Tercera Sinfonía” con Zubin Mehta (Ibermúsica) y Víctor Pablo Pérez (Comunidad de Madrid) en apenas una semana, y en medio de ambas esta “Segunda” en el inicio de la titularidad al frente de la Orquesta Nacional del maestro germano David Afkham (Friburgo, 1983), de 32 años, del que como acertadamente escribiera en estas páginas Gonzalo Alonso (14 de junio) , “un joven apenas conocido para el gran público hace meses ha logrado en bastante poco tiempo tenerlo de su lado al cien por cien.” La sesión dominical de los conjuntos nacionales revalidó esta impresión: Afkham fue recibido con cariño y entusiasmo por la audiencia, y fue despedido, 85 minutos después, en clima de apoteosis. Y ese triunfo fue de absoluta justicia. La misma re-colocación de la orquesta, con enfrentamiento antifonal de violines primero y segundos, contrabajos tras de aquellos a la izquierda, violonchelos en el centro y violas a la derecha, tras el otro grupo de violines, revelaba un conocimiento de la disposición preferida por Mahler y seguida por músicos como Kubelik, de Waart, Inbal o Tennstedt. Pasajes temibles de la obra, como el monumental ‘crescendo-ritenuto’ del desarrollo del primer movimiento, los ‘pizzicati’ a media voz del segundo, los efectos de metal-percusión “en la distancia” (¡admirable idea ubicar a estos instrumentistas tras la galería del órgano, invisibles al público!) o la mirífica entrada del coro en la frontera del silencio, fueron resueltos por Afkham con musicalidad formidable.
Si la respuesta de la orquesta fue de irreprochable virtuosismo y fabulosa potencia sonora, volcada con su nuevo titular, memorable fue la prestación del Coro Nacional, preparado por García Cañamero, con ‘pianissimos’ de cortar la respiración en unos pasajes y clamor sin griterío en otros. Impresiona oír a este coro recuperar la obra con la que vino al mundo, el 22 de octubre de 1971, de la mano de Lola Rodríguez de Aragón y Frühbeck de Burgos. Christiane Stoitijn cantó con unción el “Urlicht” del cuarto tiempo y los “Glaube” del Finale, y Kate Royal supo ser en el magno último movimiento la voz diáfana que emerge del susurro del coro. Excelente las notas de Ramón Puchades, amenas y documentadas; sólo es de lamentar que en los programas de mano de la Nacional se haya vuelto a la discutible costumbre de subtitular “en Do menor” a una obra que termina en Mi bemol mayor. Pequeñísimo reparo a una velada magnífica, intensa y promisoria de grandes jornadas venideras. José Luis Pérez de Arteaga
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