Arde la zarzuela
Arde la zarzuela
El jueves se concentraron alrededor de mil personas a las puertas del Teatro de la Zarzuela entre público, artistas, medios y curiosos. Escucharon las piezas que el coro del teatro prepararon para la ocasión, se gritaron consignas y se leyó un manifiesto. Días antes ya se superaban los mil firmantes del manifiesto de profesionales de todos los ámbitos de la cultura y las artes en defensa del Teatro de la Zarzuela ante la posible absorción del coliseo por el Teatro Real. A través de Change.org se han sumado a la iniciativa casi 30.000 firmantes. Radio 3 dedicó el jueves casi una hora al tema, con largas intervenciones telefónicas de Montserrat Iglesias, directora del INAEM, Emilio Casares y yo mismo. Otros muchos medios han tratado también el tema. La dirección del Teatro Real reunió el martes a más de veinte críticos para dialogar sobre él. La cosa está que arde.
A estas alturas de la película parecen claras varias cosas y, como en todo, hay verdades, medias verdades, mentiras, fondo y formas.
Es cierto que cuando se inició la nueva andadura del Real tenía sentido unificar su gestión con la de la Zarzuela en una misma fundación. Incluso hubo una orden ministerial traspasándola, que fue rechazada por la misma fundación ante su falta de concreción. El fondo era positivo, pero fallaron las formas tal y como ha sucedido veinte años después. La Zarzuela es una mera unidad de producción del INAEM, que no ha logrado la independencia de otras y eso crea muchas ineficiencias en su funcionamiento administrativo. Basten dos ejemplos: los fondos captados para patrocinios o la misma taquilla no van al teatro sino a las arcas de hacienda y hasta la sustitución de un cantante enfermo habría de pasar por la intervención previa. Pinamonti se fue por aburrimiento. El Real tiene un presupuesto de segunda división, similar al de Lyon, y sumar el de la Zarzuela le haría cobrar más relevancia internacional. Precisa una segunda sala para óperas contemporáneas, para espectáculos barrocos de pequeñas proporciones, etc. Lo que parcialmente resuelve hoy con los Teatros del Canal. Pero es que Madrid también necesita otro auditorio/teatro, dado el colapso del Auditorio Nacional y las reducidas posibilidades para ensayar de las que disponen las orquestas invitadas. Ahí, al lado, están cerrados el Real Cinema y el Palacio de la Música. ¿Es que no hay ambición para aunar esfuerzos entre el Real, el Ayuntamiento de Madrid y Cultura para recuperar uno de estos cines?
Han fallado tanto un análisis serio como las formas. Quien debía encabezar públicamente el proyecto es propio ministro de cultura, no el presidente del patronato del Real. Encabezarlo para anunciar que se abría el proceso y se dialogaría con todos los implicados. Sólo después de las presiones se ha empezado a hablar, por ejemplo, con la ORCAM. Y, por esas presiones, el ministerio decide declarar el género como patrimonio cultural inmaterial. Bien, pero tarde. ¿Por qué el ministro de cultura está desaparecido en este asunto tan relevante? Alguna razón ha de haber. El oscurantismo es la tónica dominante. Se afirma que están estudiados todos los temas, pero sin negociarlos ni darlo a conocer y, en consecuencia, las inquietudes están a flor de piel. ¿Se ha tenido en cuenta que Daniel Bianco ganó en un concurso público según el código de buenas prácticas a la hora de estudiar su futuro? ¿Se ha considerado que la ORCAM depende de la Comunidad de Madrid, que abona al presupuesto anual Real 3,7 millones de euros y que, para su supervivencia, precisa los 2,5 que recibe de la Zarzuela? ¿Se ha preguntado a la Zarzuela las dos próximas temporadas que ya tiene programadas? ¿Cómo se van a equiparar dos cuerpos técnicos con convenios muy diferentes? ¿Qué se va a hacer con los dos coros?
Y, así, los sindicatos hablan de una privatización que en modo alguno es tal, ya que el Real es una fundación de carácter público comandada muy mayoritariamente por Cultura y Comunidad. Y los coristas desmadran hablando de dietas. Y Tomás Marco paga el pato porque, entre unos y otros, le roban su zarzuela “Policías y ladrones”. Y una concentración a las puertas del Real en plena celebración del World Opera Forum, encuentro de lo más granado de los teatros del mundo, no ayuda por más que se entienda la necesidad de presionar.
Por eso, señor Méndez Vigo, salga por fin a la palestra para enfriar el asunto y anuncie que, pasados unos meses, se reemprenderá el proyecto en reuniones conjuntas de ministerio, Real e INAEM buscando soluciones a todos los problemas laborales, orquestales, corales, etc. La transparencia y la lógica han de imponerse. Gonzalo Alonso
¿Por qué el Teatro Real, no tiene una orquesta y un coro fijos?
Creo que ni el personal técnico es fijo.
¿Saben el nivel de tiranía que sufren los miembros del coro por parte de Intermezzo, empresa que tiene el contrato para proveer el coro al teatro?
¿Saben que la orquesta tiene que negociar cada 5 o 7 años su contrato con el foso del teatro? ¿Y que en cada negociación les hacen un recorte, que va directamente a la disminución de los salarios de los instrumentistas?
La música es un bien fundamental en cualquier sociedad contemporánea de primer nivel, y los músicos deben ser protegidos y no convertidos en mercenarios mal pagados. Y dados los movimientos del INAEM, parece que vamos en esa dirección! Saludos