Plan de suscripciones

Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

calendario operístico 2023

Últimos tuits de Beckmesser

LEIF-OVE ANDSNES: GRANDEZA SIN INTERIORIDAD
Triunfal sorpresa de Philippe Jordan en Ibermúsica
Por Publicado el: 19/04/2011Categorías: Crítica

Arte depurado

ARTE DEPURADO
Canciones inglesas de Purcell, Vaughan Williams, Howells, Berkeley, Stanford, Warlock, Quilter, Warlock, Finzi y Gurney. Bejun Mehta, contratenor. Julius Drake, piano. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 18-4-2011.
Hoy en día la voz de contratenor se ha hecho protagonista de numerosas actividades vocales. Recuperada del fondo de la historia por Alfred Deller en los años cuarenta del siglo XX, hoy ha alcanzado una plenitud impensable hace unos años. De entre los cantantes de esta cuerda –que, ojo, y parece ya innecesario decirlo, tiene una procedencia física y una técnica que nada tiene nada que ver con la de castrado- es hoy uno de los más señalados el norteamericano Bejun Mehta, sobrino del gran director de orquesta Zubin Mehta.
El artista, menudo de cuerpo, mondo de cráneo, mostró una insólita pericia en el manejo de una voz con timbre de mezzo, libremente emitida, homogénea, ligeramente forzada en el agudo, sólida en la zona inferior, redonda y consistente, con un registro modal –el más grave, vecino al de tenor- estupendamente trabajado y emparentada en su espectro con la del citado Deller. La verdad es que dio un curso de cómo se debe cantar desde esa tesitura, con sabios reguladores, con pianísimos, con “sfumature” y filados propios de otras voces. Y algo muy relevante: escasean en Mehta los sonidos fijos y la voz vibra como la de cualquier otra emitida de manera natural.
El recital resultó variado a pesar de que el programa estaba construido de forma un tanto monocorde sobre canciones de compositores ingleses de la misma época –finales del XIX y principios del XX-, excepto las cinco de Purcell. El arte de la matización y de la regulación consiguió frases muy hermosas en todo momento. La alternancia de piezas rápidas y lentas, la ordenación de autores, contribuyó a que, a la postre, el concierto resultara ameno. Una canción infantil y la repetición de “Music for a while” de Purcell fueron los aplaudidos bises. Buena, aunque no exquisita, la labor de Drake.
Arturo Reverter

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos