Arteta acierta las cartas
Eugenio Oneguin en Valencia
Arteta acierta las cartas
“Eugenio Oneguin” de Chaikovski. V.Chernov, A.Arteta, P.Burchuladze, S.Davislim, M.Rodríguez-Cusí, N.Romanota, A.Collins, P.Lefebvre, etc. Orquesta de Valencia y Coro de la Generalitat valenciana. M.Gómez Martínez, director. Palau de la Música. Valencia, 4 de junio.
Tras “Acis y Galatea” de Haendel con Minkowski, de nuevo ópera en concierto en Valencia. Esta vez “Eugenio Oneguin” de Chaikovski, mientras que para la temporada próxima se anuncian “Marina” de Arrieta, “Fausto” de Gounod y “Nabucco” de Verdi. El carácter de la obra se presta muy bien al concierto, no en balde su propio autor hablaba de ella como “escenas líricas”.
De entrada se reunió un reparto absolutamente adecuado que cubrió todas las expectativas. En él figuraba Ainhoa Arteta en su debú como Tatiana. La soprano vasca no posee quizá la voz ideal para el papel, por cuanto se precisa un instrumento más ancho, pero lo canta con gran musicalidad, inteligencia y un fraseo en ruso que le ha debido suponer muchas horas de trabajo. Resolvió bien el aria de la carta y terminó interpretando con el corazón la escena final, en el que desplegó una voz crecida y frases largas con medias voces impensables en la Arteta de hace años. Está en el camino. Vladimir Chernov es el Oneguin de nuestros días, por temperamento y vocalidad. Comprende el personaje, su cinismo, dudas y arrepentimiento. La voz posee ese color baritonal tan poco frecuente y tan buscado, amen de un agudo sin problemas. El tenor australiano Ateve Davislim cuenta con un timbre lírico de color muy grato y fue muy ovacionado en el aria de Lenski, aunque hubieran sido deseables mayores dosis de introspección y poesía, incluso en el acompañamiento orquestal. Hay papeles pequeños como el de Gremin, con apenas un aria, pero en los que una gran voz siempre se lleva el gato al agua. Sucedió con la enorme e impactante voz de Paata Burchulazde, a quien muchos hubiéramos deseado tener como Gran Inquisidor en el “Don Carlo” madrileño. ¡Qué curioso que ninguno de los artistas citados y tampoco Gómez Martínez tengan contrato alguno con el Real! ¿Duendes?
El maestro granadito -esta vez con partitura- concertó con habilidad y pulso, desmelenándose en la célebre “Polonesa” y en las escenas del baile del acto II. Todo en su sitio y sin aburrir, con una orquesta y unos coros en plena forma. Estupenda despedida y buen punto para que Yaron Traub tome el relevo en la dirección musical de una agrupación que se ha colocado a primer nivel. Gonzalo ALONSO
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