Artistas comparten sus reflexiones tras un año sin ópera
Artistas e instituciones comparten sus reflexiones tras un año sin ópera
La respuesta de los gobiernos ante la crisis sanitaria se ha dividido entre aquellos que garantizaron subsidios para el sector cultural y quienes se vieron sin trabajo, sueldo ni ayuda de las autoridades
Se cumple un año de la declaración de la pandemia. Inmersos hoy en la tercera ola, la mayor parte de teatros de Europa y Estados Unidos continúan prolongando su cierre, modificando sus temporadas y, en algunos casos, ofreciendo grabaciones de producciones en streaming o creando plataformas de contenido bajo demanda. Las cuajadas agendas de los artistas se llenaron de momentos de descanso e incertidumbre.
En algunos países, a los avisos de paralización de la actividad cultural les siguieron comunicados de sus ministros anunciando ayudas y subvenciones para artistas, como en Alemania y Austria. El primero destinó 1 billón de euros para el sector artístico, que incluía ayudas tanto para los propios artistas como para la organización de eventos culturales en los que se cumpliese la normativa de seguridad e higiene vigente. “A pesar de la falta de seguridad en el futuro, todos tenemos una ayuda – no solo de parte del teatro sino también por el gobierno. Este es responsable de un 80% de los sueldos y la Ópera concede a cada uno una cantidad”, declara la mezzosoprano Tanja Ariana Baumgartner. También la inglesa Grace Davidson, a quien se consideró no apta para las ayudas del gobierno inglés, fue compensada económicamente una vez se cancelaron sus funciones en Alemania.
Por su parte, en Austria se mantuvieron numerosas funciones de la temporada 19/20 por lo que fueron muchos los artistas que pudieron cumplir con su agenda en este país más que en otros vecinos. La Ópera de Viena reabrió sus puertas en junio para acoger una serie de recitales y conciertos, por lo que cantantes como el tenor Josh Lovell pudieron volver a los escenarios y trabajar de nuevo.
En Inglaterra, con más de 700.000 empleados en el sector cultural, teatros, auditorios y salas de música apenas reciben ayudas del Estado, por lo que dependen en muchos casos de las ventas en taquilla. Los artistas protagonizaron una campaña de protesta ante el Gobierno y consiguieron que este reservase un fondo de 1,57 billones de libras para ayudas. El barítono inglés Edward Grint recuerda cómo, aunque consiguió ayuda estatal y una subvención de la plataforma Help Musicians U.K, la mayor parte de sus ganancias provenía de sus trabajos en Europa. La soprano autónoma Grace Davidson sin embargo no consiguió ninguna ayuda por parte del Gobierno. La crisis acabó con una temporada que la habría llevado a Japón, América y Europa. “Creo que muchos músicos han tenido que cambiar de trabajo, especialmente porque muchos han sido considerados como no aptos para las ayudas del Gobierno”, comenta la soprano inglesa Lauren Lodge-Campbell.
En el otro lado del Atlántico, Canadá y Estados Unidos continúan con sus auditorios y teatros cerrados. Allí, las artes y la cultura reportan 800 billones de dólares a la economía. El Metropolitan de Nueva York, que previó unas ganancias de 60 millones de dólares, canceló el resto de su temporada 19/20 y por completo la temporada actual y los músicos de su orquesta fueron suspendidos de empleo y sueldo en marzo. La polémica entre el teatro y la formación continúa a día de hoy. Tanto en Canadá como en Estados Unidos, la mayor parte de los artistas son trabajadores autónomos que dependen en contratos temporales y conciertos puntuales, una situación que Estados Unidos ha reconocido para que estos músicos puedan optar a las ayudas que el Gobierno ha reservado para los ‘desempleados de la pandemia’. “Como ocurre en el resto del mundo, un 95% de las oportunidades laborales en Nueva York o Estados Unidos son inviables”, apunta el tenor Brian Giebler, “hasta que la vacuna o la inmunidad colectiva no palien el aumento de contagios creo que ningún promotor se atreverá a poner un contrato en la mesa”.
Internet ha sido uno de los espacios más habituales para continuar, parcialmente, con su actividad. Algunos cantantes ofrecieron actuaciones y cursos virtuales y realizaron grabaciones para películas, videojuegos o televisión.
La inversión en cultura de cada estado a lo largo de los años ha hecho que cada país haya estado más o menos preparado para afrontar esta situación, por lo que también son distintos los puntos de vista a la hora de enfocar el final de la pandemia o el regreso de la normalidad al sector. Algunos, como el canadiense Lovell piensa que la reapertura será posible, quizás, al final de la primavera; otros, como Giebler, piensan que la industria es insostenible con el aforo reducido. Quizás la pandemia haga resurgir el debate sobre las condiciones de los cantantes y sus contratos, aunque algunos profesionales temen que los organizadores de conciertos se vuelvan más reticentes a hacer contratos a largo plazo.
Según un estudio alemán, el correcto funcionamiento de la ventilación y el uso de mascarillas reduce casi al completa la posibilidad de contagiarse, pero ante este optimismo, los expertos recomiendan paciencia. La vacuna y el tiempo responderán estas cuestiones en el futuro.
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