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Por Publicado el: 19/03/2024Categorías: En vivo

Critica: Avatar en Garaje Lola

“Avatar. La soprano perfecta”. Fragmentos de Payasos, La sonámbula, Turandot, Rusalka, Hamlet, Gianni Schicchi, Lucia di Lammermoor. Ruth Terán y Rocío Pérez, sopranos. Piano: Dirección de escena: Emiliano Suárez. Garaje Lola, 15 de marzo de 2024.

En busca de la perfección vocal en Garaje Lola

Emiliano Suarez en “Garaje Lola”

AVATAR: EN BUSCA DE LA PERFECCIÓN VOCAL EN GARAJE LOLA

La mente de Emiliano Suárez, propietario y director de este curioso y recóndito ámbito cultural madrileño sito en la barriada de Tetuán, tiene pocos límites y, siempre con inteligencia e inventiva, propone en lo musical-vocal temas muy curiosos y que dan que pensar. Ahora nos ofrece una aventura conectada con la creación de un ente artificial, el avatar, cuerpo manipulado genéticamente y controlado a distancia utilizado por los humanos en la famosa película de James Cameron de 2009 (que ha tenido ya una continuación y se prevén, de aquí a tres años, otras dos más).

Fue una de las películas más taquilleras de la historia. A su rebufo han surgido a lo largo de los años numerosas secuelas en distintos ámbitos de la cultura. Lo que se propone ahora es un diseño argumental que indaga en la búsqueda del avatar perfecto en al campo de la voz, la de una soprano “sfogato” definitiva y única, la que puede alcanzar mayor extensión, de tesitura más amplia y fácil. Y se habla de María Callas; un buen ejemplo sin duda. Las dos criaturas de este espectáculo, vestidas y maquilladas tal y como aparecían sus originales en la cinta de Cameron, se lanzan a la conquista del más difícil todavía y realizan una auténtica demostración con fragmentos operísticos de enorme dificultad, aunque su naturaleza y delineación nada tenga que ver con la acción propiamente dicha. Es, después de todo, una demostración, y, en efecto, una indagación.

Las dos sopranos, de similar encarnadura, aunque bien distintas, hicieron un gran esfuerzo y salieron triunfadoras. Ruth Terán es una lírico-ligera de sustanciosa materia, extensa y homogénea, frasea con calor y emoción, demostrada ya en la inicial aria de Nedda de “Payasos” de Leoncavallo y puesta en evidencia también en la bellísima de “Rusalka” de Dvorák, bien modelada y modulada, con espléndido Si bemol de cierre, y en la tan efusiva y dolorida de Liu, “Tu che di gel sei cinta”, de “Turandot” de Puccini. Por su parte, Rocío Pérez, más leve de emisión, más clara de timbre, más ligera, se elevó con su facilidad habitual a las alturas sin pestañear y se exhibió a conciencia por ejemplo en el aria de “La sonámbula”, “Ah, non credea mirarti”, que matizó muy delicadamente, y penetró en los sombríos intersticios de la de Ofelia del “Hamlet” de Thomas y en la límpida línea de “O mio babbino caro” de “Gianni Schicchi” de Puccini. 

Afinación más precisa la suya, aunque en general ambas cantantes estuvieron a la altura, más allá de episódicos destemples. No siempre los trinos, sobre todo en “Lucia”, que acabaron por compartir, cantando primero parte del aria de la locura y después la “cabaletta” subsiguiente, tuvieron el relieve necesario, pero la calidad de los instrumentos brilló nítidamente espejeando en el ámbito del garaje. Adecuados ataques “sul fiato” en notas picadas. Los gestos exagerados, la actitud felina, las contorsiones se repitieron constantemente de manera un tanto atosigante. Buen trabajo conjunto y adecuada respuesta pianística de Rosalía López.

Adecuada iluminación del propio Suárez y de José Luis de la Calle. Figurines de Carola Baleztena muy fieles a los de la película. El humo con el que se quiso ambientar desde el principio la puesta en escena resultó un poco molesto. Todo se desarrolló en un amplio estrado sobre el que colgaban dos redes. Y esta es la conclusión final a la que llega el regista: “En nuestra mano está ser la resistencia a todos aquellos que pretenden sustituir lo humano por la tecnología en disciplinas en donde nunca podrán igualarnos”. Arturo Reverter

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