Bajazet al cuadrado
Temporada del Real
Bajazet al cuadrado
“Bajazet” de Vivaldi. C.Senn, V.Genaux, R.Basso, M.G.Schiavo, M. de Liso, L.Cirillo. Europa Galante. F. Biondi, director. Teatro Real. Madrid, 27 de marzo.
Vivaldi compuso en 1735 su “Bajazet”, once años después de que Haendel compusiera “Tamerlano” sobre el mismo tema y cuatro después de que éste mismo o redujese ampliamente su duración inicial. Lo hizo con inteligencia y prudencia, pues lo que uno precisó de tres horas y media para contarlo, al otro le bastaron dos y media y, además, hasta este “Bajazet” supera en bastantes momentos a “Tamerlano”. Fue algo que quedó patente en la reacción del público del Real. Si bien es cierto que hubo bastantes deserciones en los dos intermedios, no lo es menos que el entusiasmo final resultó mucho más marcado y ello teniendo en cuenta que allí no estaba Plácido Domingo para caldear el ambiente. Esta vez nadie tuvo que exclamar “¡Bendito sea Dios, se acabó!”, sino que la ópera en concierto se disfrutó.
Estas óperas barrocas se idearon para los más grandes cantantes de la época, aquellos Farinelli o Senesino que contaban con auténticos clubs de fans. Ofrecerlas sin grandes voces carece de sentido. Se comprobó en el aria de diez minutos con la que efectúa su aparición Irene, donde Vivica Genoux supo resolver la endiablada tesitura y sus coloraturas provocando “bravos” del respetable. Viene inmediatamente después un aria de Andronico en el que la también mezzo Lucia Cirillo quedó al descubierto en sus debilidades. El nivel era ya otro, como lo era el del resto del reparto, las mezzos Romina Basso y Marina di Liso, la soprano Maria Grazia Schiavo y el barítono Christian Senn. Voces que, con todo, sonaron más que las del primer reparto de “Tamerlano”. He escrito “sonaron” porque posiblemente su caudal no sea realmente mucho mayor que aquellas, pero contaron con la ventaja de una orquesta más reducida y, sobre todo, con la inestimable ayuda de una concha acústica.
Fabio Biondi y su Europa Galante poseen amplia experiencia en esta obra, que han llevado al disco y a muchas salas –entre ellas el Arriaga bilbaíno- con repartos diversos y quizá superiores al presente. Eran baza segura y lo demostraron con una fidelidad y una viveza muy por encima de la que pudo lograr una agrupación sinfónica generalista por mucho esfuerzo que realizara y realizó la OSM en “Tamerlano”. Excelente la idea de ofrecer en paralelo las dos partituras, si bien los servicios de documentación del teatro deberían haberse acordado de reflejar la fecha del estreno de “Tamerlano” en la tabla cronológica editada en la página 75 del programa de mano de “Bajazet”.
Domingo aparte, se cumple aquí el refrán “lo bueno si breve, dos veces bueno”. Gonzalo Alonso
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