Barenboim se va de la boca
No es de recibo que el Ayuntamiento de Madrid se gaste más de 350.000 euros en llenar los bolsillos de Barenboim. Él, Mehta y Maazel son exponentes en todo el mundo de esta España de nuevos ricos que acabará por tener que apretarse el cinturón o, lo que sería inconcebible, por apretarnos a todos aún más el cinturón. No hay derecho a que se paguen esas fortunas por un concierto ilógico -¿acaso lo es un acto de “Walkiria”, con micrófonos, en la plaza Mayor, oliendo a calamares y con ruídos por todas partes?- mientras se habla de duplicar las contribuciones urbanas.
Y, por cierto, para nota que el maestro no tuviera interés en que Plácido Domingo cantase el Sigmundo porque se iba a llevar todo el protagonismo.
Pero, lo mejor, que declarase que pasaba de cualquier polémica sobre lo que cobran él y la orquesta porque, de ser necesario, financiaría a la misma de su propio bolsillo. Yo, de ser el alcalde, le tomaba la palabra y que su próximo concierto -que ya va para la media docena- lo pagase él. Por la boca muere el pez.
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