Basura hipócrita
Ha declarado Bob Dylan que “el mundo de la música es un atajo de basura hipócrita” y quizá hayammos de estar en parte de acuerdo con aquél que en el ’68 nos hizo cantar “La respuesta está en el viento”. Recientemente leía una crítica que reza así “si se le da suficiente plazo a Pedro Halffter, Sinfónica y Teatro experimentarán un desarrollo semejante al que transformó a la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham bajo la dirección de Simon Rattle” y, por si no hubiera quedado claro, se añadía que la lectura de cierto Mahler había sido “profunda y ambivalente, eterna y temporal, clara y enigmática, paradisíaca e infernal, irónica y terrible, interpretada en todos sus matices por una Orquesta en estado de gracia sobrehumana bajo la batuta de un Pedro Halffter que hoy se revela como alguien cuya falta sería una catástrofe para el epicentro de la vida musical sevillana”. Otra crónica local, también de Andalucía, criticaba ampliamente de forma negativa, llegando a ser despectiva, la actuación de la Orquesta Nacional de España abriendo el Festival de Granada.
Ni uno ni otro comentario poseen base objetiva seria. Sin duda Pedro Halffter reúne apreciables cualidades como director pero la exageración es obvia e incluso poco beneficiosa para el mismo interesado. La ONE no es la Filarmónica de Berlín, pero desde luego supera al conjunto sevillano por muy en estado de gracia sobrehumana en que se encuentre. Habría que preguntarse por lo que pueda existir detrás de afirmaciones tan desmedidas, ya que estamos acostumbrados a frecuentes conexiones perversas entre opinión e intereses personales que bien podrían encajar dentro de la afirmación de Dylan.
Como podrían encajar otras muchas actuaciones, como la de aquel “erudito”-diré el pecado, no el pecador- que no para de pedir favores a los amigos para que le ayuden a publicar libros que ninguno de ellos -según confiesan hipócritamente en privado- es capaz de leer hasta el final y que muerde al mentor que le deja de prestar apoyo en la cruzada contra el punto y aparte.
Sí, señores, Dylan no se equivoca, la música está llena de basura hipócrita pero, no exageremos, tampoco en mayor cantidad que en el resto de facetas de la vida, por lo que en cambio no se puede estar de acuerdo en que “la gente de la pintura o los libros es honesta y franca”, como también proclamaba. Lo habría descubierto si escribir o pintar hubiesen sido su primera actividad en vez de un pasatiempo.
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