Plan de suscripciones

Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

calendario operístico 2023

Últimos tuits de Beckmesser

Dúos de ópera a gogó
García Alarcón y su estupendo Orfeo de Monteverdi
Por Publicado el: 22/10/2017Categorías: En vivo

Batuta Prometedora en la OCNE

BATUTA PROMETEDORA

 

Obras de Dvorák, Chaikovski y Rachmaninov. Edgar Moreau, chelo. Olga Pudova, soprano, Alexey Dolgov, tenor, Alexander Vinogradov, bajo. Orquesta Nacional. Directora: Karina Canellakis. Auditorio Nacional, Madrid. 20 de octubre de 2017.

Muy buena impresión ha causado esta joven directora neoyorkina, que inició su carrera como violinista. Ha mostrado maneras y un empaque raro a su edad. La figura es menuda y esbelta. El gesto, claro, conciso y elegante, los movimientos, armoniosos. Mano izquierda movediza y expresiva. Traza precisos arcos que recogen y proyectan, modelan y dibujan. Cualidades que resultan muy didácticas para coristas e instrumentistas, que dieron una excelente prestación en la vigorosa y caleidoscópica cantata “Las campanas” (“Kolokola”) de Rachmaninov (1913).

La imponente partitura necesita, en efecto, de esa virtudes que adornan a la directora que, de todos modos, y tras un comienzo magnífico, no pudo evitar ciertos desajustes y borrosidades y determinadas intervenciones corales carentes de redondez y el ideal empaste, sobre todo en los momentos más agitados y dramáticos de la cuarta parte, en la que, como contraposición, se dieron muy felices intervenciones orquestales, sobre todo en la elevación espiritual de la última gran frase de la cuerda sobre arpegios consoladores. Cierre relajado y esperanzador.

En la tercera parte de la cantata fueron de destacar los muy claros contrapuntos, que ayudaron a dar forma y definición al furibundo “Presto”, ese “Scherzo maléfico” en palabras de André Lischké. Los tres solistas cumplieron, aunque quedaron sepultados, tenor y bajo sobre todo, en los instantes más turbulentos. Pudova mostró su timbre fresco y penetrante. Dolgov su colorido algo desvaído y Vinogradov su potencia y músculo.

Moreau, de 23 años, es un chelista muy interesante, ya avezado y poseedor de una técnica fácil y resolutiva y de un sonido oscuro y de buen volumen. Falló en los sobreagudos y en los armónicos y evidenció una cierta sosería en las monótonas “Variaciones Rococó” de Chaikovski, bien trabajadas por la orquesta, que sonó nítida y con cierto brillo en el hermoso poema sinfónico “La bruja del mediodía” de Dvorák, que Canellakis expuso con buena letra, sonido claro y pianísimos de calidad. Arturo Reverter

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos