Será culpa de quien sea, pero dos de las tres primeras retransmisiones en directo de Radio Clásico han resultado tan infumables que el presentador, José Luis Pérez de Arteaga, ha tenido que recurrir a cortarlas y colocar discos. Será responsabilidad de la UER, del canal Ravel o del Verdi, pero estas cosas no pueden suceder mientras se anuncia a bombo y platillo que se seguirá la retransmisión por internet… pagando 49€.
Pero la anécdota da pie a dos conclusiones importantes. ¿Qué habría sucedido si en vez de Arteaga hubiese estado uno de los nuevos colaboradores mileuristas? ¿Habrían sabido colocar los cds justo en el momento de la interrupción en vivo o se habrían perdido navegando por las inmensas partituras wagnerianas? Y otra. ¡Qué pena que las grabaciones en vivo sustitutivas permitieran escuchar algo muy superior a lo que se venía ofreciendo desde el Bayreuth actual! Hay veces que verdaderamente las comparaciones resultan odiosas.