Bell y Jurowski en Juventudes Musicales: Grandilocuencia bien servida
Juventudes Musicales
Grandilocuencia bien servida
Obras de Brahms y Tchaikovsky. Joshua Bell, violín. Orquesta Filarmónica de Londres. Vladimir Jurowski, director. Auditorio Nacional. Madrid, 2 de marzo.
Programa brillante de los que, como sucedió en Madrid, llenan cualquier auditorio por el repertorio y el nombre de los intérpretes. La Filarmónica de Londres continua siendo una de las mejores agrupaciones inglesas, lo que es tanto como decir europeas. Su sonido es compacto, rotundo y a la vez dúctil. Así lo demostró en la contundente lectura que su titular, Valdimir Jurowski, realizó del “Manfred” de Tchaikovsky, obra bautizada como sinfonía que sin embargo es más un poema sinfónico de amplias formas y de espíritu tan grandilocuente que llega a introducir el órgano en su final. Así lo entendió el maestro moscovita, que no perdió ocasión en resaltar sus trazos más románticos. No es lo mejor del catálogo de Tchaikovsky pero contiene múltiples citas pasadas y futuras. Por sus cuatro movimientos desfilan desde la “Fantasía Romeo y Julieta” hasta la “Patética” pasando por “El lago de los cisnes”. Mucho material sin acabar de estructurarse, lo que por ello ha impedido a la partitura alcanzar el repertorio.
Joshua Bell abrió la sesión con una interpretación de altura del “Concierto para violín” de Brahms de sonido justo, técnica impecable y más brillantez que profundidad o intensidad interna que logró el éxito que se preveía y que se ha repetido e otras ciudades españolas. Gonzalo Alonso
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