Blomstedt: 90 años en búsqueda de la verdad
Blomstedt: 90 años en búsqueda de la verdad
El 11 de julio el director sueco Herbert Blomstedt cumple 90 años y el pasado 10 de junio ha recibido de la Sociedad Brahms de Schleswig-Holstein el Premio Brahms 2017, un importante premio musical con el que la Sociedad Brahms quería hacer tributo a un artista que ha contribuido enormemente a promocionar la música y el patrimonio artístico de Johannes Brahms por todo el mundo, premio que han recibido también grandes artistas de la talla de Leonard Bernstein, Sir Yehudi Menuhin o Anne-Sophie Mutter.
Blomstedt nació el 11 de julio de 1927 en Estados Unidos, hijo de una pareja pastoral adventista del séptimo día. Recibió su primera educación musical en el Conservatorio Real de Estocolmo y la Universidad de Uppsala. Posteriormente estudió dirección en la Juilliard School of Music de Nueva York, música contemporánea en Darmstadt, Alemania, y música barroca y renacentista en la Schola Cantorum de Basilea, Suiza.
En 1954, Blomstedt debutó como director de la Orquesta Filarmónica de Estocolmo. Más tarde, como director principal, dirigió importantes orquestas escandinavas. Trabajó como director musical en la Orquesta Sinfónica de San Francisco, director de la Orquesta Sinfónica NDR en Hamburgo, Alemania, entre otros.
En su extensa y gran carrera, el maestro resume así su experiencia como director de orquesta: “A menudo me preguntan: ¿Cómo puedes seguir tocando las mismas sinfonías una y otra vez? La respuesta es que estoy buscando la verdad. La verdad en la ejecución de una obra maestra musical es lograr un equilibrio perfecto entre todos sus elementos. Es muy complicado. Miles de detalles deben encajar perfectamente en una fracción de segundo. No sólo tienen que resolverse todas las dificultades técnicas, sino también las cualidades expresivas y emocionales”.
Blomstedt elabora así una teoría de la dirección de orquesta cabal, sin fisuras: “Como intérprete, debo permanecer en segundo plano. El mensaje de la música tal como lo establece el compositor, la verdad de la música se oscurece si se presta demasiada atención al intérprete”.
El estudio y la ejecución de las obras se transforma en su cerebro en un análisis perpetuo en busca de la esencia de la obra, en una búsqueda ideal de la verdad: “Espero acercarme a esa verdad en cada concierto, aunque sé que nunca será perfecta porque en las artes nunca llegamos al ideal. Una obra de arte de hecho nunca ha terminado …. Ni siquiera la Creación de Dios ha terminado”.
Hay algo asombroso en el ritmo que mantiene Herbert Blomstedt que, a su edad, tiene en agenda más de 90 conciertos al año con las principales orquestas del mundo, algo que no les sucede a sus colegas mucho más jóvenes: en pocos meses ha dirigido la Royal Concertgebouw Orchestra, la Filarmónica de Berlín y la de Viena, ha actuado por primera vez en la Sala Grande de la Elbphilharmonie, hará sonar Bach en la iglesia de St. Thomas en Leipzig, ha pasado dos semanas con la Sinfónica de San Francisco, donde fue director musical entre 1985 y 1995, regresado a la Staatskapelle de Dresde, que dirige desde antes de la caída del Muro de Berlín, y viajará por Europa y Asia con la Orquesta Gewandhaus de Leipzig.
Incluso en unas semanas que, a causa de una caída, tuvo que dirigir a la Orquesta de Filadelfia desde una silla seguía siendo perfecto, deteniéndose repetidamente para pulir los más pequeños detalles, cantando frases cuando quería oírlas y describiendo una melodía como “un recuerdo, un recuerdo de algo hermoso.”
Su vida, para quienes quieran profundizar, ha quedado recientemente reflejada en un libro de conversaciones con él titulado Mission-Musik, donde el maestro repasa su formación, su carrera y sus pasiones a través de amenas charlas con la periodista alemana Julia Spinola.
Entre los detalles que salen de estas conversaciones, y con respecto a su longevidad, sabíamos ya que el maestro no bebe alcohol ni café, es vegetariano y nunca trabaja en sábado, pero a él eso no le parece fundamental: “No es por eso. Algunas personas que vivieron vidas largas y activas llevaron una vida poco inteligente en lo que a salud se refiere. Churchill bebía un montón de whisky y fumaba puros enormes y vivió hasta los 90 años”.
También habla de su experiencia con Leonard Berstein. “Era 1953. Había oído hablar de Tanglewood. Sabía que Bernstein estaba involucrado en la enseñanza y sabía que estaba en Carnegie Hall en ese momento, así que me envalentoné, subí y llamé a su puerta. Sabía también que le gustaba la gente joven y que era muy amable. Tras mi aventura me aceptó como estudiante, a pesar de que las solicitudes ya estaban cerradas y me consiguió una beca porque no tenía dinero”.
Sobre sus estudio de música contemporánea en el curso de verano de Darmstadt comenta: “Estuve allí en el 49, justo después de la guerra. Hindemith era el gran profeta del que teníamos mucho que aprender. Regresé en el 56, siete años más tarde, con un ambiente completamente diferente. Allí conocí a John Cage, un día cogiendo setas me dijo: “Este es un buen ejemplo de lo que estoy tratando de decirte: Mira estos hongos. No crecen en línea recta, ni en triángulos, ni en círculos. Uno aquí, uno aquí, otro allí. Cuando la temperatura y la humedad están bien, aparecen. Esto es lo que quiero: el objetivo final es que liberes tu mente y deshacerte de todas esas reglas”.
Como creyente adventista del séptimo día, el maestro nunca trabaja los sábados. Esta imposición puede parecer un imposible a la hora de ensayar con las orquestas. Sobre ello nos revela: “Recibí una oferta de la Filarmónica de Berlín en los años 70 para un concierto que incluía un ensayo el sábado y les dije: “Desafortunadamente no puedo hacerlo, ¿podemos cambiar el horario?”. Y recibí una carta muy negativa donde me comentaban que tenía que entender sus horarios, y que si no podía adaptarme a ellos no tenían más interés en mi. Pasado un tiempo dejó de ser un problema para ellos, toco cada año con la Filarmónica de Berlín. Me encanta ensayar, trabajar con la orquesta durante la semana. Pero en el día de reposo ya no estudiamos, tocamos lo que hemos aprendido juntos”.
Accentus Music ha completado la edición en DVD su trilogía de Beethoven con Herbert Blomstedt y la Gewandhausorchester Leipzig
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