Temporada de la Zarzuela

Brindis con pulso festivo

Obras de Giménez, Vives, Luna, Fernández Caballero, Offenbach, Gounod, Strauss II, Lehar, etc. Sabina Puértolas. Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Óliver Díaz, director. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 27 de diciembre de 2016.

¡Qué programa más bonito! Exclamó una señora casi al final del espectáculo. Seguro que gran parte del público compartió la opinión. Era un espectáculo con brindis festivo incluido, en el escenario y en la música. La etapa de Daniel Bianco en el teatro se está caracterizando, entre otras cosas, por la variedad y una amplísima utilización de la sala, para la que no parecen existir días de descanso.

Una primera parte más seria, aunque comenzara con “Es un muñeco el Arlequín” de “La Generala” y “Es este Burdeos” de “Chateau Margaux”, que incluía otras dos piezas brillantes para soprano de coloratura –“Je suis Titania” “Je veuux vivre”- de Offenbach y Gounod respectivamente, en las que Sabina Puertolas puso toda la carne en el asador y que le sirvieron para meterse de inmediato al público en el bolsillo. La soprano, en 2012 copresentadora en los tristemente desaparecidos Premios Campoamor y, sin duda, merecedora de uno de ellos, posee una voz de lírico-ligera con más caudal a lo que habitúan las de esta cuerda, un registro amplio de timbre atractivo, inteligencia y saber estar sobre el escenario. Redondeó luego su intervención con arias de “La viuda alegre” y “El murciélago”, para acabar con el “Navidades blancas” tras el inevitable “Adeste fideles”.

En la gala navideña participaron también miembros del coro titular como solistas y la orquesta de la Comunidad de Madrid, bajo el mando con pulso festivo de la batuta de Oliver Díaz. Excusables son, dado el propósito de la velada, las veces en las que la orquesta sonó con exceso de aires pachangeros. El auditorio tenía ganas de fiesta, a pesar de no poder aparcar su coche por las medidas anticontaminación del ayuntamiento madrileño, y se lo pasó en grande. Hoy no podrán ya ni circular, a pesar del cielo azulísimo que ayer iluminaba el centro de la capital. La Julieta de Gounod cantaba “Je veux vivre” pero hay quien, como a otros muchos, no la dejó. Gonzalo Alonso