Zarzuela en el Canal
Camino en el que profundizar
“Viva Madrid”. Selección de páginas de zarzuela. M.Maciá, A.Navarro, C.Faus, M.Martín, A.Gandía, M.Puente, J.Franco, F.Gallar, J.C.Barona, A.López. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. J. Martorell, dirección de escena. M.Roa, dirección musical. Teatro del Canal. Madrid 18 de junio.
Bajo el nombre de “Viva Madrid”, el mismo que una de las obras de Sorozábal, se presenta una especie de antología de la zarzuela que ya fue probada en el Palacio de Deportes en 2007. Entonces se presentó a lo grande, con coches y caballos de verdad, y ahora se ha reducido, manteniendo el concepto, para que quepa en un teatro. El espectáculo resulta más que digno y con poco más sería brillante. Casi unánimemente todos los intérpretes realizan una labor muy correcta, se entregan y arrancan muchas ovaciones, pero uno no puede evitar recordar en más de una pieza a nuestros grandes del pasado reciente o incluso del presente. El Teatro de la Zarzuela pecó de lo mismo en su última apuesta por un espectáculo de análogo tipo pero un tanto tristón y con ganas de incordiar a parte del personal. La zarzuela, y más la de ambiente madrileño, es un género lleno de vida, chispa y brillantez. Por eso Jaime Martorell acierta en unos planteamientos que se sitúan en un término medio entre los ya trasnochados conceptos de Tamayo y las mal acabadas pretensiones de Luis Olmo en la calle Jovellanos. La producción, que va de menos a más, es perfectamente presentable en los teatros extranjeros y hará bien a un género del que nadie de los que deberían ocuparse lo hace en serio.
Madrid tendría que ser capaz de mantener una temporada anual de zarzuela, que se incluyese entre las ofertas que realizan los operadores turísticos como una de las cosas a no perderse. No es difícil, basta con poner empeño y el espectáculo del Canal supone un camino en el que hay que profundizar. Miguel Roa dirige con vivacidad, pero estas deliciosas músicas pueden y deben sonar menos a pachangueras y en el reparto faltan figuras capaces de dar ese toque que hace pasar un espectáculo de digno a estupendo. Por ser más concreto, artistas como María José Montiel o Fabiola Herrera, por citar sólo dos mezzos, subirían el tono de las representaciones.
¿Es posible que se dedique tanto esfuerzo a la nueva creación española y se descuide un género tan maravilloso como la zarzuela? Será porque Sorozábal, Chapí o Bretón no están aquí, como otros, para pedir y llorar. Gonzalo Alonso