Canarias, fin de etapa
Canarias, fin de etapa
Empezar con una despedida no deja de ser una paradoja. Rafaél Nebot, primer y único director de las veintidós ediciones del Festival de Música de Canarias, dejará éste a su término para desempeñar funciones similares en el Teatro Pérez Galdós, en plena restauración. Digámoslo claramente: si el Festival de Canarias subsiste es en gran parte por la tenacidad de Nebot, que ha tenido que luchar con, pero contra los políticos denodadamente a lo largo de estos años. Quizá quienes mejor comprendieron el proyecto fueron los presidentes autónomos, empezando por su creador Jerónimo Saavedra, pero de ahí para abajo han sido constantes las cicaterías de un evento que lleva a Canarias a ocupar las páginas de los periódicos internacionales con algo más que “sol y playa”. La misma congelación de presupuesto de la presente edición, superada gracias a la iniciativa privada, o la reducción prevista para la próxima dejan a las claras las dudas existentes una vez que Nebot parta.
El festival se creó bajo la filosofía de presentar la mejor oferta internacional, dado que las propias posibilidades insulares dejan mucho que desear. La evolución de la calidad en las dos principales agrupaciones sinfónicas ha hecho posible que éste año abran y cierren éstas el certamen. Por ahí van algunas opiniones, naturalmente las de los interesados directores titulares y muchos profesores, pero también incluso las de alguno de los candidatos a suceder a Nebot. Todo es posible y viable si se cuenta con un proyecto claro y atractivo. Lo importante es que el festival tenga de una vez su propia estructura, posiblemente una fundación como las del propio Auditorio Alfredo Kraus o la del Pérez Galdós, que independice en lo posible su gestión de los caprichos, veleidades, intereses o ignorancias de los políticos de turno. Y, naturalmente, que a su frente vaya una persona con conocimientos, ganas y ningún otro tipo de interés. Ya está bien de encubridores de agentes artísticos o testaferros políticos. Canarias y sus veintidós ediciones de festival bien lo merecen.
Como merecen que Ayuntamiento y Cabildo insular se esfuercen en potenciar el Pérez Galdós desde la nueva fundación, pero no que ese impulso sea a costa del Festival de Canarias.
Gonzalo ALONSO
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