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Por Publicado el: 12/10/2014Categorías: Crítica

Carmen en la Zarzuela: Foso salvador

FOSO SALVADOR

Bizet: “Carmen”. María José Montiel, José Ferrero, Sabina Puértolas, Rubén Amoretti, Isabel Rodríguez García, Marifé Nogales, Javier Galán, Mikel Atxalandabaso, Francisco Tójar, Gerardo Bullón, José Vicente Ramos, Juan Pedro Schwartz, Isabel González, Alberto Ríos. Dirección musical: Yi-Chen Lin. Dirección de escena: Ana Zamora. Teatro de la Zarzuela, Madrid. 10-10-2014.

MONTIEL, María José

Buena idea la de recuperar esta versión española de la “ópera cómica” “Carmen”, que se estrenó de tal guisa en este mismo coliseo en 1887. Aunque la contemplada es la de Eduardo de Bray, presentada en el Teatro del Circo de Barcelona en 1890. Sobre ella, que hoy nos parece anticuada y forzada en su conexión con las notas, Ana Zamora establece una inteligente conexión con el machista epigrama de Páladas de Alejandría (s. IV d. C.): “Toda mujer es hiel, pero tiene dos momentos buenos: uno en el tálamo, el otro al morir”. En él se inspiró Merimée para la novela de la que nació la ópera. Con tal fin, la regista busca obvios subrayados, con proyecciones semi abstractas, consignación de epigramas y encuentros en los entreactos de Carmen y Micaela, unidas frente a la iniquidad. Lo que conecta, y el florido, onírico y un poco absurdo final, con la gitana coronada por los niños, lo abona, con la lucha contra la violencia de género.

El minimalista decorado de Richard Cenier asemeja el exterior de una plaza de toros, con arcos y escalinatas que cambian de sitio. Sobre él se realiza un movimiento escénico acartonado. No hay colorido ni tensión, no hay bullicio. Inocua dirección de actores, con lo que el fuego, la urgencia dramática necesarios desaparecen. La sosería no se disimula por el hecho de que cada uno de los cuadros se desarrolle en una época distinta: primeras décadas del XIX, finales de ese siglo, años 30 del XX y la actualidad. En esta escena nada abigarrada, los contrabandistas son milicianos de nuestra guerra civil. Los figurines, nada verosímiles, tampoco ayudan.

Afortunadamente, el foso funcionó gracias a la dirección precisa, animada, elástica y vigorosa, atenta también a lo lírico, de la china de Taiwan Yi-Chen Lin, que concertó con soltura. La orquesta sonó bien; como el coro, sobre todo las féminas, con sólo algunos desajustes pasajeros. Carmen fue María José Montiel cálida de timbre, redonda de emisión, con carnosas y hermosas notas. Algún sonido algo destemplado, y una leve desafinación en la repetición de la “Habanera” no son máculas a una labor que construyó personaje, asentado en un fraseo sinuoso y en el sabio empleo de los reguladores.

Ferrero, de centro y graves timbrados de buen tenor lírico, no tuvo su noche. A partir de la zona de pasaje la voz se descoloca, pierde apoyo, lo que impide el fraseo natural y el legato. Prodigó sonoros falsetes. Fresca, bien emitida, extensa, maleable la voz de Sabina Puértolas, que delineó una exquisita Micaela. Amoretti, de emisión “cupa”, timbre no especialmente atractivo, pero oscuro y firme, hizo un Escamillo enormemente seguro. Timbrado, bien cantado el Morales de Bullón y algo rígido y de dudosa vocalización, el contundente Zúñiga de Tójar. Solventaron sin problemas sus partes Isabel Rodríguez García y Marifé Nogales. Lo mismo que Galán y Atxalandabaso que, con Montiel y la batuta, interpretaron un espléndido quinteto.  Arturo Reverter

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