Carmina Burana de Orff participativo
Orff: “Carmina Burana”. Orfeón Donostiarra. Orquesta Filarmonía. Coro participativo. Elena Barbé, Luis Calero, Enrique Sánchez. Director: José Antonio Sainz Alfaro. Auditorio Nacional, Madrid. 11-10-2014.
Esta obra ilustra con un lenguaje sencillo, tonal, que tiene en el “ostinato” rítmico una de sus principales bazas, cantos medievales. En esta ocasión la novedad era la de que venía servida por un total de 600 voces, 400 de ellas, colocadas en los fondos y los laterales, pertenecientes a un coro de participantes aficionados preparado, en magnífica labor, por Nuria Fernández. El resto al Orfeón Donostiarra.
Este tipo de manifestaciones es loable, por lo que tiene de didáctico y de divulgador. Aunque hubo desigualdades palpables ya en los comienzos. Es difícil que una masa coral tan ingente afine del todo o que muestre empaste; o belleza vocal. Aún así, fueron dignos los resultados globales, que alcanzaron buenas cotas en los fortísimos, como el de “Ave formosissima”. Las voces del Orfeón cantaron delicada y suavísimamente números como “Floret silva”, “Chramer, gip die warwe mir” o “Swaz hie gatumbe”. Sainz Alfaro condujo con la elasticidad a la que acostumbra y que no tiene rebozo en aplicar a una obra pétrea, rítmicamente rigurosa y precisa como ésta, en la que otros marginan aspectos tímbricos y sensuales. No viene mal dar a la música un cierto vaivén. Algunos pasajes “staccato” de notable vigor, como en “Were diu werlt alle min”, quedaron bien resueltos.
Hubo lógicos problemas de balance, en los que la magra y excelente orquesta quedó sepultada. Aún así, apreciamos detalles instrumentales muy jugosos en ciertos solos flauta, trombón, tuba… Intencionados estuvieron los solistas. Barbé, ligera con brillo y finos destellos, cantó con refinamiento y algún que otro apuro en zona sobreaguda. Sánchez es barítono de escaso volumen para las frases recias y rotundas, pero canta con gusto y se lució en los falsetes de “Dies, nox et Omnia”. El contratenor Calero, de timbre algo apagado, expuso, desde el propio podio del director, con un buen tono humorístico, el lamento del ganso (que tendría que cantar un tenor). Propina del Orfeón: “Negra sombra” de Montes” en arreglo de Peter Hope. Arturo Reverter
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