CARMINA O REVIENTA
CARMINA O REVIENTA
Ya se sabe que cuando llega la Navidad la gran música se aleja de las salas; las obras más populares, que no siempre son las mejores, copan las salas de concierto, y los papás, en un alarde de mala conciencia por haberse pasado el resto del año viviendo de espaldas a la música clásica, purgan el olvido llevando a los niños a este o aquel concierto de “clásicos populares”. Por no hablar de la última moda: rememorar el concierto vienés de Año Nuevo con abundantes convocatorias al respecto, para disfrutar de los valses y las polcas de los Strauss. Obviamente se trata de vanos experimentos comerciales que dan gato por liebre, pues la calidad del producto se aleja años-luz de la que desparraman los señores de la Filarmónica de Viena sin que se les mueva un pelo. Por cierto que, a veces, la elección del director es tan lastimosa que mejor sería dejar a la orquesta que tocara sola. La semana que viene les hablo de esto.
Esta semana, y a pesar de la Navidad, hay un concierto programado inteligentemente, que además combina varios factores musicales a tener en cuenta. En primer lugar, el que resulta más vistoso, la inclusión de una obra no ya amada sino venerada por el gran público, la cantata Carmina Burana del gran pedagogo y compositor Carl Orff (1895- 1982). ¿Por qué esta partitura, desde luego nada que se parezca a prodigio alguno de finura creativa, goza de tal favor del público. Pues no por sus textos, sino por su acalorada, espasmódica, entrecortada y expansiva capacidad de jugar con los temas, y, sobre todo, por su rítmica. Claro que si solo fuera por su interesante trazado rítmico, recomendaría al lector que mejor escuchara Las bodas, de Stravinski, escrita una década antes que esta (que es de 1937), para entender mejor de dónde salen aquí las cosas. Stravinski, sin embargo, no pudo permitirse el lujo de hacer ninguna secuela, mientras que Orff, tras el inmediato y multitudinario éxito de Carmina Burana, todavía tuvo tiempo para castigar a la historia con dos más: Catulli Carmina, de 1943, y Trionfo di Afrfodita, de 1953. Gracias a Dios, estas dos últimas apenas se escuchan hoy.
El segundo factor es que en el concierto se escuchará una obra de estreno, lo que está muy bien para que el público mayoritario una vez más comprenda la necesidad de que la historia siga funcionando. El invitado en este ocasión es una autoridad en la música española actual, el madrileño Tomás Marco, un hombre que tenía cinco años cuando se estrenó Carmina Burana, y del que, desde luego, en aquel momento nadie podía pensar que acabaría compartiendo cartel con el maestro Orff. Ahora, y para celebrar el 80 cumpleaños del maestro Frühbeck de Burgos, que será el director de este concierto, la ONE le encargó la composición de una obra que de alguna manera conectara con la programada para el resto de la velada. La pieza, Codex calixtinus (Cantus iacobi), se basa en el Códice Calixtino, que es de la misma época en que fueron escritos los textos del Carmina Burana. Marco toma del códice un canto jacobeo, que, como él ha dicho, “ es casi un himno europeo de la época”. Marco no ha mirado hacia Orff para su partitura, sino a Varese o al Stravisnki de Las bodas. Y es de esperar que el resultado se parezca poco a Orff.
El tercer factor a resaltar es la interpretación, la presencia de un director que guarda una especial relación con la obra de Orff. Dicho en pocas palabras, este comentarista considera que su versión de la Carmina Burana es una de las mejores –si no la mejor- que haya escuchado nunca. Frühbeck de Burgos, que fue titular de la ONE durante tres lustros, es en Madrid un músico muy querido por un buen número de aficionados, pero también no tanto por otros, que lo ven como un director de poco matiz. Yo creo que está lejos de una gran parte de los maestros españoles de su tiempo, y que lega un conjunto de trabajos –afortunadamente muchos de ellos en disco- de sumo interés. De manera que bienvenido sea este merecido homenaje; al fin y al cabo el camino recorrido por Frühbeck ha sido largo y a veces trabado. Felicidades, maestro; ya sabe usted, por la música se camina hasta reventar, si fuera necesario. Pedro González Mira
Orquesta Nacional de España. Dir.: Rafael Frühbeck de Burgos. Obras de Orff y Marco. Viernes y sábado, 19.30; domingo, 11.30. Entre 10 y 36 € (viernes y sábados); entre 8 y 24 €. (domingo)
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