Carta a Christa Ludwig
Carta a Christa Ludwig
Querida Christa,
Nos has dejado definitivamente. Allá donde estés espero que puedas saber las cosas que aquí te voy a recordar, con la tristeza de haber perdido a una gran artista y con el agradecimiento de poder haberte conocido y lo que de ti he aprendido tanto profesionalmente como humanamente.
Recuerdo cuando una tarde en Viena, te conocí y me hiciste halagos de mi interpretación que viste en un recital que hice junto a Katia Ricciarelli. Esto era un mes de Noviembre del 1978. Tanto me gustó lo que me decías, que te expresé la gran ilusión que me haría hacer algún recital contigo. Y ahí vino tu primera invitación a realizar ese sueño mío. Y dijiste: Vamos a probar a ver…
Y a partir de ahí durante algunos años pude hacer música junto a ti. Y aprendí todo lo que se esconde de profundo en el Lied alemán: Cómo hay que pasar al teclado lo que el texto está diciendo, lo que llamais en alemán “Laut Mahlerei”. Que en español sería “dibujar en voz alta”. Ya Fischer Dieskau escribió un libro donde trata todo eso perfectamente.
Anécdotas contigo tengo muchísimas, y muy bellas. Una de las que más recuerdo fue una cena junto a Leonard Bernstein, que te adoraba igual que tú a él. Tu eras su cantante de Mahler, como para ti él era el director de Mahler. Esa cena tuvo lugar en Copenhagen, después de un recital que hicimos, y él estaba allí, porque dirigía al día siguiente en ese mismo Festival. Yo estaba entre vosotros dos, escuchando como hablabais de Brahms, Hugo Wolf, Wagner y algún otro, con un conocimiento y una sabiduría que sólo se podía aprender de oir vuestros comentarios. Lo mejor, fue cuando Lenny (así le llamábamos) de repente se puso a recitar a Garcia Lorca en Español. Bernstein era genio, pero además de un gran pianista, director de orquesta y compositor de el mas grande nivel, tenia una cultura fuera de serie.
Otra anécdota tuya que me encantó era en el Festival de Granada. La noche anterior al recital fuimos a ver los palacios árabes, que lo abrieron solo para enseñártelo a ti. Y te encantó el patio de los Arrayanes, y decías que como te hubiese gustado vivir esa época y gozar esos privilegios de las damas de los sultanes. Gozabas la vida a fondo. Y asi cantabas. Tu canto emanaba sensualidad y gozo de la vida. Cosa que por otra parte tú siempre es lo que más valorabas de un intérprete. Siempre decías que la interpretación debe ser “sexy” llena de vida. Y bien que lo demostraste.
En fin. Se podría escribir tanto sobre tí y tu arte que esto no acabaría nunca.
Solo quiero decirte por última vez: Gracias por todos los conocimientos que me diste. Contigo descubrí el alma del auténtico Lied. Y es un legado que siempre he intentado pasarlo a los demás, tal como tú hacías.
Has dejado una gran huella en la historia de la humanidad.
Edelmiro Arnaltes
Precioso artículo, emotivo y entrañable.
Gracias, Edelmiro!