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traviata en Jerez: Caminos opuestos
Por Publicado el: 09/11/2004Categorías: Crítica

Christian Gerhaher, en el camino

XI Ciclo de Lied
Christian Gerhaher, en el camino
“Aus Myrten”, “Dichterliebe”, “Sechs gedichte und Réquiem”, etc. de Schumann. Christian Gerhaher, barítono y Gerold Huber, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 8 de noviembre.
El barítono Christian Gerhaher y el pianista Gerold Huber volvieron al Teatro de la Zarzuela para participar por segunda vez en el ciclo de lied, al que habían visitado hace dos años con un programa Schubert. El cantante posee una carrera ciertamente corta, ya que apenas empezó a cantar profesionalmente en 1998, habiendo recibido clases de Dietrch Fischer Dieskau, Elisabeth Schwarzkopf e Inge Borkh entre otros y esta bisoñez se evidencia por momentos.
Al escucharle de nuevo se afianza la impresión de la ocasión comentada o la que participó en una “Misa en si menor” de Bach con los conjuntos de la RTVE bajo dirección de Helmut Rilling y es que el mundo del vivo suele ser hoy muy diferente al de las grabaciones, a las que tanto se ha dedicado el barítono. Los graves resultan cortos y el registro alto se vuelve tenoril. En la marcada tendencia a poner vocalmente toda la carne en el asador en los pasajes más dramáticos se descuadra la voz, consecuencia de querer ampliar más de la cuenta lo que no es una voz de especial caudal. Hay también algunos momentos, principalmente en las medias voces y pianos, en los que la afinación no es exacta. Pero todo ello, muestra de la bisoñez apuntada, puede quedar bastante compensado por aquello que más atrae: el centro de la voz, de timbre y sonoridad muy atractiva.
El programa, bellísimo, se dedicaba íntegramente a Schumann e incluía “AusMyrten”, “Sechs Gedichte Op.90 und Réquiem Op.90b”, algunas canciones sueltas y el maravilloso “Dichterliebe Op.48” que justifica por sí solo un recital. Ya se sabe que en el mundo liederístico de Schumann cobran paralela importancia voz y piano. En esta ocasión el acompañamiento, falto de sensibilidad y con algunos tropiezos, no estuvo a la altura. Incluso la compenetración entre cantante y pianista no fue total, con arranques turbios. Fueron aplaudidos y se hicieron mucho de rogar antes de conceder un par de propinas. Gonzalo Alonso

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