Ciclo Ibermúsica: Contrastes femeninos
Ciclo Ibermúsica
Contrastes femeninos
Obras de Beethoven y Strauss. Elisso Virsladze, piano. 21 de marzo.
Obras de Beethoven y Dvorak. Ulia Fischer, piano. 22 de marzo
Royal Philharmonic Orchestra. Charles Dutoit, director. Auditorio Nacional.
Las mujeres han sido musas de muchos artistas a lo largo de la historia. Pueden alentar la inspiración y también la indiferencia más profunda. Ambas cosas se comprobaron en el Auditorio Nacional con los dos citas de Ibermúsica con la Royal Philharmonic comandada por Charles Dutoit, su director artístico. Sala llena como corresponde a dos programas de gran gancho popular: dos conciertos beethovenianos, “Vida de héroe” de Strauss y la sinfonía del “Nuevo mundo” de Dvorak.
Una orquesta que conserva un buen nivel, tres mujeres y dos hombres. La georgiana Elisso Virsaladze tocó sin la menor inspiración, dentro de la más completa grisura, lo que no quiere decir imperfección, el bellísimo “Cuarto concierto” de Beethoven. No hubo imperfección porque se saltó las notas que quiso a fin de no emborronar y a partir de ahí vino la total indiferencia con la que fue apoyada por Dutoit. ¡Qué lástima la gélida frialdad del acompañamiento en el segundo tiempo y que hurto la forma de iniciar ella el tercero! Todo lo contrario sucedió con el potente “Concierto para violín” que desgranó la muniquesa Julia Fischer, totalmente en vena. Sonido amplio, fraseo y afinación impecable, sentimiento y sensibilidad. Cuando alguien toca así contigo es imposible que no te inspire y de ahí que Dutoit pareciera otro. La violinista fue obligada a tocar la propina que nadie solicitó a la pianista. Pero hubo una tercera mujer: la solista del corno inglés. Sobresalió en sus intervenciones en una muy plausible “Vida de héroe”, donde el concertino tuvo una excelente participación solista, y admiró en el segundo tiempo de la equilibrada lectura que de la sinfonía de Dvorak realizó Dutoit. Al suizo le gusta resaltar las líneas verticales de la música, algo muy americano, pero es capaz de frasear con la elegancia de un francés. Entusiasmo en tres obras y cortesía en otra.
Para terminar, una mención especial. Las notas de ambos programas de mano iban firmadas por Antonio Iglesias. Probablemente fueran las últimas que escribiera. A su memoria dedico esa crítica. Gonzalo Alonso
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