I CAPULETI È I MONTECCHI (V. BELLINI)

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 29 Mayo 2016.

Esta representación correspondía originariamente al llamado primer reparto, ya que el personaje de Romeo iba a ser cantado por Elina Garanca. Su cancelación y sustitución por Joyce DiDonato obligaron a hacer determinados cambios en fechas, por lo que podemos considerar que se trata más bien de un segundo reparto o, quizá mejor, de un reparto alternativo. El resultado  ha estado en línea con el del día anterior, con alguna mejora en la parte musical.

La producción de Vincent Boussard sigue siendo la misma del día anterior y nada hay que añadir a lo ya referido sobre ella. Sigue siendo pretenciosa, caprichosa y cara, además de aburrida.

Escena

La dirección musical de Riccardo Frizza me ha gustado más que el día anterior. La primera parte de la ópera ha tenido más consistencia, habiendo sonado notablemente mejor la sinfonía.
El nuevo Romeo era la mezzosoprano valenciana Silvia Tro Santafé. Su actuación se movió en términos de corrección, como suelen ser todas las suyas. Su voz no es muy amplia ni excesivamente atractiva, pero a fin de cuentas es una artista que siempre cumple bien.

Patrizia Ciofi fue la nueva Giulietta y fue la triunfadora popular de la representación. Esta soprano tiene una voz que no destaca por su calidad ni extensión, pero ella es siempre artista y tiene la rara habilidad de saber perfectamente transmitir emociones al público. A fin de cuentas es de lo que se trata en la ópera. Cuando hay emoción y gran belleza vocal estamos en un mundo ideal. El caso de la Ciofi es el de una cantante que saca  un  partido  extraordinario  de  un  instrumento  un  tanto  mediocre.  Siendo  más atractiva la voz de Ekaterina Siurina, me quedo claramente con Patrizia Ciofi.

Silvia Tro Santafé

Antonino Siragusa fue  Tebaldo y ofreció una voz tan poco atractiva como siempre. Ocurre que hay determinados personajes en óperas de Rossini, en las que él funciona bien. Sin embargo, en óperas como la que nos ocupa hace falta una mayor belleza vocal que la suya y no vendría mal que alguna vez emitiera algún sobreagudo en piano.

Cumplieron bien nuevamente Marco Spotti en Capellio y Simón Orfila en Lorenzo.

El Liceu ofrecía una entrada de alrededor del 85 % de su aforo. El público se mostró más cálido que el día anterior. Las mayores ovaciones fueron para Patrizia Ciofi.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 51 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 6 minutos. Seis minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 265 euros, costando 173 euros la butaca de platea más cara, aunque las había por 141 euros. La entrada más barata con visibilidad plena costaba 48 euros.

José M. Irurzun

Fotos: A. Bofill