Teresa Berganza y Daniel Bianco

Teresa Berganza impartió clases magistrales en el Teatro de la Zarzuela durante una semana como parte de su proyecto didáctico

El Teatro de la Zarzuela acogió dentro de su proyecto didáctico una serie de clases magistrales impartidas por Teresa Berganza. Durante la semana del 13 al 19 de noviembre, la mezzosoprano madrileña compartió el conocimiento adquirido en sus más de 50 años sobre los escenarios con un grupo de siete jóvenes cantantes. El ciclo, gratuito para sus alumnos, culminó con una clase magistral abierta al público el lunes 19 en el Teatro.

Daniel Bianco, director de esta institución, mostró con gran afecto su gratitud hacia Berganza, a quien considera “referencia para todas las generaciones y artistas, un ejemplo absoluto a seguir”. Por su parte, la mezzosoprano correspondió las palabras de Bianco agradeciendo su acogida en el Teatro, que dice,  “siente muy suyo” ya que fue el primer teatro en el que cantó al volver a España.

Berganza cruzó los Pirineos siguiendo el consejo de su maestra, Lola Rodríguez Aragón, haciendo su debut internacional en el Festival Aix-en-Provence en 1957, dos años más tarde de debutar en su ciudad natal. Hoy, Berganza continúa recomendando a sus alumnos cruzar la frontera.

Del proyecto didáctico del Teatro de la Zarzuela, Berganza destacó el contacto con los jóvenes, de quienes le encanta rodearse. En sus clases no insiste en la técnica tanto como en la interpretación artística. Por eso les entrega todo lo que sabe, todo el saber acumulado desde que empezase con sus maestros, entre los que se encuentran Giulini, Solti o Karajan: “he aprendido tanto de grandes maestros que no puedo llevarme ese conocimiento, tengo que compartirlo y dejárselo a los jóvenes”.

Además, la mezzosoprano hace especial hincapié en que ella, antes de cantante, es música. Tras estudiar piano, órgano y comenzar los estudios de violonchelo, apostó por su voz y el trabajo constante. Recuerda a sus alumnos el privilegio de los cantantes por tener un texto en el que apoyarse y la necesidad de respetar al compositor: “Si se olvida el texto, no somos ni cantantes, ni músicos, ni intérpretes ni artistas. El respeto a la partitura y al texto es lo primordial, porque es la manera de respetar al autor de la música”. Como consejo, le dice a las futuras generaciones que el secreto está en el esfuerzo diario para conseguir lo que se desea. Defiende que es fundamental tener la cabeza bien puesta para elegir con sabiduría y humildad.

A pesar de todos los galardones, recibimientos y éxito cultivado, Berganza agradece en especial la vida dedicada a la música, a hacer feliz al público. Considera que, aunque los galardones son un honor y no podría estar más agradecida, el mayor premio de su vida ha sido haber podido cantar dónde ha cantado, con quién ha cantado y cómo ha cantado.