XIII Ciclo de lied
Con agradecimiento
Obras de Bizet, Rossini, Granados, Falla y Montsalvatge. Joyce DiDonato, mezzo con Julius Drake, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 9 de abril
Volvió a Madrid la mezzo Joyce DiDonato tras su participación en la pasada “Ariadna en Naxos” del Teatro Real, con la que había dejado un excelente sabor de boca que se ha confirmado en su recital de lied en la Zarzuela. Presentó un programa nada frecuente para una mezzo extranjera, en el que la música española ocupó toda la segunda parte. En otras ciudades también ha cantado piezas nuestras, pero en esta ocasión amplió su número para concebir un bloque compacto. Sería absurdo pretender que una cantante de Kansas aborde las “Majas dolorosas” de Granados, las “Siete canciones populares” de Falla o las “Canciones negras” de Montsalvatge como Berganza, de los Ángeles o Lorengar, pero el público supo apreciar el gran esfuerzo de la artista. No podría afirmarse que todas las canciones fueran siempre inteligibles, pero la pronunciación mereció más que un notable. Si no hubo tanta intención, sí que hubo voz.
DiDonato ha elaborado buena parte de su nombre en el repertorio de Mozart, Haendel o Rossini, pero en esta ocasión sólo trajo una obra de este último, la cantanta “Junan de Arco”, que plantea a la interpretación un montón de dificultades inútiles, puesto que no es pieza agradecida. Fue una exhibición de los recursos, pero también de las limitaciones. Logró no ahogarse allá donde las mezzos suelen estrellarse, manejó bien toda la gama dinámica, apianando y subiendo, mostró temperamento y, lo que es importante, un centro de auténtica mezzo, con el registro agudo más timbrado que un grave al que falta cierta consistencia.
Pero con todo quizá lo mejor de la velada hasta el término del programa oficial fue la canción “”Adieux de l’hotesse arabe”, que cerró el bloque dedicado a Bizet y que difícilmente se puede cantar mejor. Ante el entusiasmo del público, concedió dos propinas que bordaron el recital. Primero la “Canzonetta spagnuola”, con ritmo creciente, y segundo una interpretación entregada del aria de Rossina de “El barbero de Sevilla”. El público estaba feliz y ella y el discreto acompañante, Julios Drake, aún más. Gonzalo Alonso