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Un “Dúo de la Africana” de cámara
Lang Lang, rey del efectismo
Por Publicado el: 22/04/2012Categorías: Crítica

CONTRA TOS Y TELÉFONO

CONTRA TOS Y TELÉFONO

Ciclo Ibermúsica
PROKOFIEV: Sonata nº 1, Op. 80, AUERBACH: Preludios, BEETHOVEN: Sonata nº 9, Op. 47 “Kreutzer”. Leonidas Kavakos (violín), Enrico Pace (piano). 19 de abril, 2012; Auditorio Nacional, Madrid.

El griego Leonidas Kavakos (Atenas, 1967) es aún joven, cumplirá 45 años en octubre, pero es uno de los grandes absolutos del violín, como Zimmermann, Mutter, Jansen, Bell, Capuçon, Faust, Vengerov, Fischer o Repin, y ello dentro de una generación, de 1960 en adelante, plagada de talentos como se hayan dado pocas veces en la historia del instrumento. Kavakos es visitante asiduo de los escenarios españoles en general y de la serie de Ibermúsica en particular: en febrero de 2009 se le pudo oír en el mismo Auditorio una interpretación para la historia de su página predilecta, el Concierto de Sibelius, con acompañamiento ejemplar de Eschenbach y la Orquesta de Filadelfia, que Gonzalo Alonso comentó con entusiasmo desde estas páginas. Su nueva actuación para el ciclo de Alfonso Aijón no ha bajado un ápice el listón de aquella jornada, aunque el público de esta velada haya formado trío, con las toses, y hasta cuarteto, con los móviles, junto al dúo de intérpretes, Kavakos y el pianista italiano Enrico Pace (Rimini, del mismo 1967).
El violinista es artista de profunda formación, sonido exquisito, afinación perfecta y, casi sobra decirlo, brillante técnica; por ello sorprende que haga uso de atril con partitura en todas las obras, aunque la presencia del papel pautado sea meramente testimonial. En la Sonata de Prokofiev logró matices de ‘pianissimo’ que no fueron siempre correspondidos por Enrico Pace, lo que provocó ligeros desajustes de equilibrio sonoro. Fue de enorme interés la obra de Lera Auerbach, artista polifacética, nacida en los Urales en 1973, que ha estrenado obras en España desde que nos visitara por primera vez en el 2006. El dúo ofreció una selección de diez de los Veinticuatro Preludios de 1999, que suponía el estreno de la obra entre nosotros. En esta página, como en otras de la artista, se presenta un lenguaje tonal cargado de expresividad sonora. La selección de Kavakos y Pace fue aleatoria en el orden, salvado el inicio con el Preludio nº 1, Adagio mortale, en Do Mayor, y el final con el brillante Nº 24, Presto en Re menor. Fue un recorrido de 30 minutos envuelto en momentos de gran belleza y lirismo, y el dúo supo dibujar bien esos perfiles diferentes de cada pequeña pieza. La Kreutzer beethoveniana obtuvo una estupenda lectura de Kavakos, bien secundado por Pace, más comedido en la búsqueda del equilibrio con el violín. Finalizado el programa, los artistas obsequiaron al público que permanecía en el local la “Danza Rusa” de Petrouchka de Stravinsky, y un movimiento de una Sonata de Beethoven. El silencio y el respeto durante la interpretación de estas piezas fue ejemplar: lástima que no fuese así todo el concierto; aunque para entonces se habían ido ya los impacientes. José Luis Pérez de Arteaga

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