En vista del cabreo que cogí por el asunto, ya que me hubiera gustado escuchar una obra que la OSRTVE no intepretaba completa desde hacía 29 años, siendo la última interpretación a cargo de Sergiu Comissiona en 1987 -si exceptuamos el adagio interpretado en el concierto de las velas en Pedraza en 1996- me puse en contacto con el defensor del oyente de Radio Clásica que días después me comunicó lo siguiente:

“por costumbre y tradición, lo “lógico” hubiese sido transmitir el concierto que esa tarde interpretaba la Orquesta RTVE. Radio Clásica no faltaba a la cita cada tarde de viernes, en directo, desde el Teatro Monumental de Madrid desde hacía muchísimo tiempo. Un reciente desacuerdo con una sociedad de representación de algunas editoriales de música nos impidió transmitir aquel concierto. De la misma manera, como ocurrió con la novena de Mahler, todas las obras incluidas en los catálogos de las editoriales representadas por esta sociedad no podrán ser difundidas por Radio Clásica. Esperamos llegar a una pronta solución del conflicto y que eso redunde en que Radio Clásica continúe difundiendo el estupendo trabajo y el impagable servicio a la sociedad que en cada concierto hacen los profesores de la OCRTVE”

Ante esta respuesta, mi estupor continuó in crescendo al figurarme entonces que ninguna obra llevada por la tal “sociedad de representación de editoriales de música” podía emitirse por Radio Clásica, ya fuera interpretada por la OSRTVE, la ONE o la OBC, por citar las tres orquestas de las que se emiten programas en directo o diferido próximo en el tiempo, como el caso de la OBC.

Pues bien, hoy viernes, ha vuelto a ocurrir lo mismo con el concierto para violín de Stravinsky. En primer lugar, Radio clásica ha emitido ‘En las estepas del Asia Central’ de Borodin en sustitución del Tanzwaltzer de Busoni, que a saber por qué razones se ha caído del programa (igual es también por tema de derechos), pero acto seguido ha emitido una grabación enlatada de la sinfonía Linz de Mozart a cargo de Carlos Kalmar, para reconectar de nuevo con la primera sinfonía de Elgar.