Cosas y cosillas
¡Que gusto da ver en la primera fila de anfiteatro del Auditorio Nacional a artistas como Joseph Colom o Mathias Goerne escuchando a Kissin o cantatas de Bach. Esperemos que sea con otro talento que el de nuestros compositores, que suelen ir a los estrenos de los colegas para poder ponerlos verdes a la salida.
Lázaro podría no resucitar. Y es que no se puede ir a tomar el aperitivo en una casa y presentarse al plato fuerte a otra sin antes, al menos, avisar. Los que conocen el asunto dicen lo que Rajoy le dijo a Zp de Aznar: “ya sabes cómo es”.
Se empiezan a alabar sus buenas maneras, la educación, el interés en escuchar y una flexibilidad que no todos le suponían. Dicen que se trabaja muy a gusto con él y hasta algún patrono díscolo afirma que jamás han tenido con él un trato tan correcto, cordial y colaborador. Sin duda es buena cosa para el Teatro Real.
Adivinen quién estudió canto con una de las otrora importantes cantantes españolas, pero fracasó dos veces al intentar ingresar en un mismo coro. Le contaron los porqués. Quizá tuviese materia aprovechable, pero le faltaba la preparación necesaria.
Se sabía que pronto llegarían las incompatibilidades y llegaron. Él no pudo estar presente en la apertura real de la temporada de su teatro porque falló un director más allá de próximos desiertos y montañas y decidió ir a sustituirlo.
¿Qué fue de la parada de taxis frente a la puerta del Auditorio Nacional? Porque parada la hay, pero taxis ni uno. ¿Será porque está mal colocada y allí sólo aparcan los coches negros de los poderosos? Pues si es así, la solución parece fácil.
Pues este año el Alcalde de Madrid decidió volar y pasó de discos en su personal regalo navideño. Hubo uno que se forró -como informado que no en dinero- con su apuesta en una peña musical. Aseguró que, aunque unos y otros se cabreasen, no habría disco si se perdía el tren para llegar a Iberia.
Dicen que está deprimido y sin saber qué hacer. Que a veces amagó y al final se encontró con que, sin siquiera amagarle, pasaron de él. Está sin saber qué hacer. Pues tiene talento y los amigos están para las ocasiones. ¿Es que nadie va a ofrecer un trabajo, de ópera o teatro, a un estupendo director de escena. BECKMESSER.COM
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