Crítica: 1º y 2º reparto en La Clemenza di Tito de Mozart en el Liceu
LA CLEMENZA DI TITO (W. A. MOZART)
PRIMER REPARTO: Mozart dentro de la corrección
Teatre del Liceu de Barcelona. 19 Febrero 2020.
Faltaba esta última ópera de Mozart del Liceu desde octubre de 2006, cuando se representó con buen éxito. En esta ocasión el resultado ha sido más modesto con una producción escénica elegante y adecuada, una versión musical correcta y un reparto vocal más bien modesto.
El Liceu nos ha ofrecido la producción del británico David McVicar, que se estrenó en el Festival de Aix-en-Provence en el año 2011. Ahora aparece como producción del Liceu, lo que parece indicar que el teatro barcelonés la ha comprado. Se trata de un trabajo elegante y adecuado, cuya novedad radica en trasladar la acción al siglo XIX, con una escenografía de David McVicar y Bettina Neuhaus, que ofrece al fondo la fachada de un palacio, mostrando una gran escalera por delante y a la derecha. Las escenas de interior se consiguen con el movimiento de elementos escénicos en forma de paredes y pilares. El vestuario de Jenny Tiramani resulta adecuado, llamando la atención el manto rojo de Tito en la escena final. Correcta la iluminación de Jennifer Tipton. La trama está bien narrada, definiendo bien a los distintos personajes. La dirección de escena la ha llevado adelante en Barcelona Marie Lambert-Le Bihan.
La dirección musical corrió a cargo del francés Philippe Auguin, que volvía al Liceu tras su Otello verdiano hace 4 años. Su lectura ha sido correcta y no particularmente brillante. Me resultó más adecuada en el segundo acto, mientras que no me convenció en el primero.
Buena la prestación de la Orquesta del Liceu, así como la del Coro del Liceu en sus breves intervenciones.
El Emperador Tito fue interpretado por el tenor italiano Paolo Fanale, cuya voz me resulta un tanto más ligera que lo deseable en este personaje. Su actuación ha sido buena, ofreciendo unos recitativos verdaderamente ejemplares, dando siempre sentido a todas sus frases. Resolvió bien la difícil aria Se all’impero, incluyendo las difíciles agilidades que lleva consigo.
Vitellia fue interpretada por la soprano Myrtò Papatanasiu, cuya prestación me resultó insuficiente. Hace falta un centro importante para cantar esta parte y la griega resulta poco adecuada, no pasando de ser una lírico-ligera. Por arriba anda un tanto apretada y sus graves son siempre artificiales y forzados.
La mezzo soprano francesa Stéphanie d’Oustrac fue Sesto y ofreció una voz importante en el centro, cantando con gusto y expresividad, si bien me pareció un tanto apretada en los dos extremos de la tesitura.
Annio era Lidia Vinyes-Curtis, cuya voz resulta más bien inmadura, ofreciendo algunos problemas de afinación en la zona alta.
Para mi gusto lo más completo del reparto vino de la parte de la soprano belga Anne-Catherine Gillet en la parte de Servilia. La voz tiene calidad y está francamente bien manejada, cantando con gusto siempre.
Finalmente, Publio fue cubierto correctamente por Matthieu Lècroart.
Era la primera de las representaciones del ciclo y el Liceu ofrecía una entrada de alrededor del 80 % de su aforo. El público se mostró cálido, aunque no entusiasmado, con los artistas tanto a escena abierta como en los saludos finales, donde los mayores aplausos fueron apara Stéphanie d’Oustrac y Anne-Catherine Gillet.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 50 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 18 minutos. Seis minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 260 euros, costando las butacas de platea entre 130 y 216 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 55 euros. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill
SEGUNDO REPARTO: Algo mejor vocalmente que el primer reparto
Liceu de Barcelona. 20 Febrero 2019.
Esta representación corresponde al segundo de los repartos programados, que ofrece únicamente dos cambios respecto del primer reparto. El resultado de la función ha estado en línea con el del día anterior, aunque se puede decir que vocalmente ha estado algo mejor.
Nada hay que añadir ni cambiar respecto a lo dicho en el primer reparto en lo referente a la producción escénica de David McVicar. Tampoco cambia nada de lo dicho respecto de la dirección musical de Philippe Auguin.
Las novedades en el reparto se han centrado en los personajes de Tito y Vittelia, repitiendo los intérpretes del resto de personajes.
El nuevo Tito Vespasiano era el tenor Dovlet Nurgeldiyev, que hacía su debut en el Liceu. La impresión es positiva. Su voz es adecuada para el personaje, ofreciendo atractivo y buena expresividad. Resolvió bien las dificultades de su aria Se all’impero.
La nueva Vittelia era la soprano americana Vanessa Goikoetxea, que resultó más adecuada vocalmente que la intérprete del personaje en el primer reparto. El centro es atractivo y funciona bien, cantando con gusto, resolviendo de manera adecuada las exigencias de las notas graves en su aria del segundo acto. Su mayor problema radica en que las notas altas son apretadas y estridentes en algunos casos.
El resto de personaje repetían intérprete y estuvieron en línea con el día anterior. Eran Stéphanie d’Oustrac (Sesto), Lidia Vinyes-Curtis (Annio), Anne-Catherine Gillet (Servilia) y Matthieu Lécroart (Publio).
El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 75 % de su aforo. El público se mostró cálido con los artistas, siendo los mayores aplausos para Stephanie d’Oustrac, Vanessa Goikoetxea y Anne Catherine Gillet.
La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 2 horas y 50 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 17 minutos. Cinco minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 260 euros, habiendo butacas de platea entre 216 y 130 euros. La localidad más barata con visibilidad plena costaba 57 euros. José M. Irurzu
Fotos: A. Bofill
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