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Por Publicado el: 09/11/2024Categorías: En vivo

Crítica: ¡A sus pies, señora! Recital de Lisette Oropesa en Bilbao

¡A SUS PIES, SEÑORA!

Fecha: 6-XI-2024. Lugar: Sala de conciertos de la Sociedad Filarmónica de Bilbao. Voz solista: Lisette Oropesa, soprano. Pianista: Allexandro Praticò. Programa: Obras de Ravel, Delibes, Massenet, Bizet, Meyerbeer, Donizetti, Mercadante, Verdi, Moreno Torroba y Lecuona.

¡A SUS PIES, SEÑORA!Fecha: 6-XI-2024. Lugar: Sala de conciertos de la Sociedad Filarmónica de Bilbao. Voz solista: Lisette Oropesa, soprano. Pianista: Allexandro Praticò. Programa: Obras de Ravel, Delibes, Massenet, Bizet, Meyerbeer, Donizetti, Mercadante, Verdi, Moreno Torroba y Lecuona.

Lisette Oropesa

Media hora antes de que se abrieran las puertas de acceso a la Sociedad Filarmónica de Bilbao, estaba formada ya una cola de más de 150 metros de personas ansiosas en disfrutar de este evento musical que la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, ABAO, ha regalado a sus socios y sus benefactores.

Todas esas personas iban a escuchar a una mujer que nació New Orleans y creció a las orillas del rio Misisipi en Baton Rouge (capital de Luisiana), española por carta de naturaleza, y que, en dos ocasiones anteriores, construyó inolvidables momentos en la villa de Don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya. En esta tercera a quien escribe no le queda más remedio -con innegable aceptación- que someterse ante la evidencia de una descomunal artista y exclamar: ¡A sus pies, señora Lisette Oropesa!

Durante ciento doce intensamente luminosos minutos (no están contabilizados los veinte de descanso) esta mujer, con abuelos castellanos y catalanes, desgranó -dicho sea con toda objetividad y subjetividad- toda una lección de lo que es el canto bello en su más pura acepción. Ha consolidado un status vocal pleno en la tesitura de soprano lírica de coloratura (se le escucharon ciertos ligeros efluvios hacia el canto spinto) y así lo dejó plasmado en el programa -muy bien diseñado- que desgranó para el común gozo mostrado mediante unánimes ovaciones y ‘bravos’.

La música de raíz española, estuvo presente en la primera parte del concierto. EnVocalise-étude en forme de habanera’, M. 51, de Maurice Ravel, recreó toda una lección de master class sobre lo que es el arte de la respiración, dejando que el aire saliera para modularlo sul labra y permitir que los colores tímbricos no tuvieran mácula alguna. El bolero ‘Les filles de Cadix’, de Leo Delibes, fue tratado con elegante garra expresiva y gracejo.

Con la romanza ‘A Seville, belles Señoras’, perteneciente a la ópera cómica Don César de Bazán, de Jules Massenet, Oropesa enseñó como se ha de llevar el apoyo de las notas de paso para alcanzar el registro sobreagudo sin forzar la articulación vocal, mientras su diafragma estaba empujando -seguro- para que no apareciese ningún vicio de vibración en el sonido. ¡Qué bárbara!

Giaccomo Meyerbeer es el autor de la ópera Robert le diable -famosísima tiempo ha y hoy en día apenas representada- en la que obra el aria Rober, toi que j’aime, donde Oropesa dejó lucir el empaste bien bruñido de su voz y aplicó una depurada técnica de canto legato que, además en francés, requiere un especial esfuerzo.

Cuando en la segunda parte del concierto doña Lisette se convirtió en Adina para cantar el aria ‘Prendi per me sei libero’ del  melodramma giocoso L’elisir d’amore, en la sala quedó impreso el marchamo de estar ante una soprano que sabe perfectamente dramatizar, con una exposición impoluta, todo cuanto su tracto sonoro expresa, como fue el magisterio cum laude que mostró cantando la romanza ‘La Stella’ de Severio Mercadante

Con Giuseppe Verdi, Lisette Oropesa dibujó todo un cuadro multicolor del mejor impresionismo, filando la voz hasta extremos insospechados, al interpretar la muy exigente romanza ‘Chi il bel di m’addice ancora, como en su día dejaron patente Margaret Price y Renata Scotto. A la zarzuela dedicó sus dos regalos de propina, con las habaneras ‘Madre de mis amoresque escribió Federico Moreno Torroba para la zarzuela ‘Monte Carmelo’ y ‘Mulata infeliz tu vida acabó’ de ‘María la O’ de Ernesto Lecuona, haciendo que el respetable, puesto en pie, le rindiera una tronante y larga ovación.

También han de adjudicarse altas de bondad en el trabajo del pianista acompañante, Alessandro Praticò, al comprobar la complicidad con la cantante en ataques y esperas perfectamente convenidos. Dejó su impronta de elegancia expresiva ante las 88 teclas del gran cola. En la primera parte hizo la versión a piano de Sevilla, de Isaac Albeniz, en cuya buena ejecución se echó en falta la presencia de un ayudante que la pasara las páginas de la partitura. En la segunda parte mostró todo el romanticismo que encierra la Canción de Primavera, de Felix Mendelssohn.

Los rostros de felicidad de los asistentes, al finalizar la velada, es el perfecto resumen de cuanto se ha escrito.

Manuel Cabrera

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