Crítica: ADDA Simfònica y Javier Eguillor en el 45º Festival Ensems
La fuerza esquivadora de Javier Eguillor
45º Festival Ensems. Orquesta: ADDA Simfònica. Charles-Olivieri Munroe (director). Javier Eguillor (timbales y percusión). Programa: Obras de Jolivet (Concierto para timbales, percusión y orquesta), Ligeti (Concierto rumano), y Lutosławski (Concierto para orquesta). Lugar: Palau de les Arts (Auditori). Entrada: Alrededor de 800 personas. Fecha: domingo, 18 septiembre 2023
Un año más -y van ya 45, se dice pronto- el Festival Ensems irrumpe en la programación valenciana para llevar al melómano algo de lo mejor creado en las últimas décadas. “Músicas inusuales” se epigrafía esta edición cargada de novedades y de otras músicas que no lo son tanto. Es el caso del programa protagonizado el domingo en el Auditorio del Palau de Les Arts por la ADDA Simfònica, la joven formación alicantina que en sus cortos años de existencia (se fundó en 2018) ha logrado conformarse como uno de los mejores conjuntos sinfónicos de la Comunitat Valenciana y entre las más pujantes formaciones del sinfonismo español contemporáneo.
Lástima que en València, en los Ensems, la formación que lidera el alteano Josep Vicent haya recalado bajo la dirección de un maestro tan extremadamente discreto -seamos elegantes- como el maltés Charles-Olivieri Munroe (1969). A pesar de su dirección caprichosa, imprecisa, blanda y casi a contratiempo, los jóvenes profesores de la ADDA Simfònica, entre cuyos atriles habitan solistas de notoria solvencia- lograron airosamente sacar adelante un programa difícil y cargado de exigencias. Un diez con orla a los instrumentistas y cero casi patatero al “maestro” absurdamente invitado y a todas luces equivocado para un programa muy por encima de sus menguadas capacidades, en el que el espectacular Concierto para orquesta de Lutosławski se escuchó como pálido reflejo de la obra maestra que realmente es. Lástima haber perdido esta ocasión de oro para disfrutar de las excelencias de una orquesta capaz de muchísimo más que la solo correcta y apagada versión planteada por la deficiente batuta.
Por fortuna, la fuerza, maestría, naturaleza artística y tablas del timbalero y percusionista Javier Eguillor (Xixona, 1975) lograron esquivar las carencias del podio para cuajar una versión del Concierto para timbales, percusión y orquesta de Jolivet cargada de sentido expresivo, brillantez, detalles y esa depurada calidad instrumental que tanto distingue las interpretaciones del artista alicantino, solista de la Orquestra de València y de bien asentada carrera internacional. Colores, registros, precisión rítmica y equilibrio entre los cuatro movimientos que conforman este concierto nacido en 1958 y convertido desde entonces en referencia en el universo constreñido de la percusión fueron cualidades que desde el primer marcaron el punto culminante de la velada matutina. Éxito grande y merecido del ilustre solista xixonés, quien aún regaló, fuera de programa y “al oído”, el brillante y melodioso estudio para timbales número 45 de Franz Krüger. Justo Romero
Publicada el 19 de septiembre en el diario Levante
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