Crítica: Andris Nelsons, maestro de poca mano izquierda
Ciclo Ibermúsica
Andris Nelsons, maestro sin mano izquierda
Obras de Beethoven y Brahms. Yefim Bronfman, piano. Gewandhausorchester Leipzig. Andris Nelsons, director. Auditorio Nacional. Madrid, 5 de mayo de 2018.
Gonzalo Alonso
Andris Nelsons (Riga, 1978) es uno de los directores más en boga. Empezamos a oír su nombre en 2008, cuando le hicieron titular de la Orquesta de Birmingham, la misma que dirigiera Rattle entre 1980 y 1998 u Oramo de 1998 a 2008. Curiosamente los tres maestros figuran en la temporada de Ibermúsica y, también curiosamente, el nombre de Nelsons se barajó para suceder a Rattle en la Filarmónica de Berlín, mas su candidatura cayó junto a la de Thielemann frente a la de Petrenko. Pero realmente nos empezó a sonar más tras debutar en Bayreuth con “Lohengrin” en 2010 y aún más después de dar la espantada en “Parsifal” en 2016 a causa de “la poco favorable atmósfera de trabajo”. Su repertorio, frente al de Petrenko, es abundantísimo, figurando en él todo tipo de estilos y compositores. Ya le hemos escuchado en 2011 y 2015 con Ibermúsica, siendo casi seguro que nos visitará más como titular de la Gewandhaus y de la Sinfónica de Boston.
¿Qué puede decirse del primero de sus dos conciertos sucesivos en el Auditorio Nacional? Sin duda gustó mucho al público, que ha vuelto a llenar el Auditorio, a tenor de unas aclamaciones finales que no lograron conseguir una propina aunque, al cierre de la primera parte, el pianista Yefim Bronfman concedió dos. A algunos nos recuerda a Yogui subido a al podio con su figura y gestos algo osunos. Desconozco si Yogui será uno de los animales a los que imita con frecuencia en los ensayos para llevar a los atriles cómo quiere que suene la música que interpreta. Aunque sus gestos son expresivos, sorprende ver el poco uso que efectúa de la mano izquierda, prácticamente limitado a pasar las páginas de la partitura de la obra de turno –la tuvo delante para Beethoven y Brahms-, para apoyarse en la barandilla protectora del podio o para recoger la batuta cuando quería dejar la derecha libre. La “Cuarta” brahmsiana tuvo detalles de clase -especialmente en el admirable andante- y, sin duda, la Gewandhaus es una excelente orquesta. En algunos momentos recordó a Mariss Jansons, su maestro. Sin embargo, seamos claros, no podría rivalizar con las lecturas de los grandes directores del pasado reciente y es que se pueden contar con los dedos de una mano los “primera fila” que nos quedan. ¡Ojala que Zubin Metha logre vencer la gravísima enfermedad que le invade! Esta cuarta brahmsiana parecía más de Kurt Masur que de Karajan.
Con Yefim Bronfman como solista escuchamos una equilibrada lectura del “Emperador” sin grandiosidades ampulosas ni genialidades. Al pianista, técnico admirable, le conocimos en 1979 gracias a Ibermúsica. De esta visita nos quedará en el recuerdo el “Precipitato” de la sétima sonata de Prokofiev, absolutamente impresionante.
https://youtu.be/t0MnPEjosl0
Últimos comentarios