Crítica: El Bach del nuestro días. Trifonov en la Fundación Scherzo
DANIIL TRIFONOV (FUNDACIÓN SCHERZO)
El Bach de nuestros días
Bach: “El arte de la fuga BWV 1080”. Bach/Brahms: “Chacona” de la “Partita BWV 1004”; Bach/Hess: “Coral Cantata BWV 147”. Daniil Trifonov, piano. Ciclo Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo. Auditorio Nacional, 24 de marzo de 2021.
De Trifonov (Nizhny Novgorod, 1991) se ha hablado y escrito mucho en los últimos años. No hay duda de que posee una enorme personalidad y medios. Frente a otros virtuosos del presente, asimismo con desusadas capacidades mecánicas, muestra un sentido especial de la construcción de la frase, una diferenciación de ataques y un criterio musical de altos vuelos. Cualidades que ha puesto en evidencia de nuevo ante nosotros, ahora nada menos que con la interpretación de esa obra misteriosa y especulativa de Bach llamada “El arte de la fuga”.
Las 14 Fugas o “Contrapunctus”, colocadas tradicionalmente en el orden de mayor a menor complejidad, son piezas interrelacionadas al partir del tratamiento contrapuntístico del mismo y sencillo tema en Re menor -tonalidad de toda la composición, modulaciones aparte- iniciado por las cuatro notas del arpegio. Posee una gran plasticidad cara al inmediato tratamiento de sus variaciones, 14 en total, en orden creciente de complejidad. Las cuatro fugas iniciales ya nos hicieron ver la manera en la que Trifonov afronta la composición: con severa tranquilidad, con técnica y planteamientos de total modernidad incluido un empleo virtuoso del pedal, que acentúa, refuerza, impulsa y facilita las articulaciones.
Con esta base el pianista alcanza notables estratos expresivos sin forzar fraseos ni ataques, pero abriendo un muy amplio abanico de intensidades, desarrollando unas dinámicas espectaculares, aunque sin perder en ningún momento la lógica expositiva. El tema, he ahí uno de los secretos, siempre en primer plano, siempre audible y reconocible, en una u otra mano. La “Fuga nº 3”, por ejemplo, nos mostró la finura de toque y el balanceo paulatino en un discurso en el que el tema base se ofrece en movimiento contrario; como en la “nº 4”, rumorosa, con escalas de gran limpieza. En la “nº 5”, pianísimo, ejemplo de contrafuga, el pianista abandonó con toda lógica el pedal, con una mano izquierda omnipresente.
El tema, desarrollado aquí en “stretta”, gana en complejidad en los contrapuntos sucesivos. Las dobles y triples voces fueron expuestas y clarificadas con gran destreza. En algún caso, Trifonov, así en el “nº 8”, resaltó de manera muy acertada el aire de danza, remarcando los contrastes dinámicos, en este caso puede que excesivamente acentuados. Solo posibles en un piano moderno, por supuesto, aunque con un planteamiento alejado del de otros pianistas como, por supuesto, Glenn Gould o, en otra órbita, Andras Schiff. Aunque con una diafanidad espectacular; y una intensidad propia de la sangre joven y de nuestros días.
En algunos momentos, llevado de su ardor, el pianista se puso en pie, así en el “Contrapunctus nº 11”. Y en el “nº 14” y último, triple fuga sobre el nombre de Bach, fue esbozando el tema de manera curiosamente borrosa al principio y clarificando las distintas voces de forma paulatina. Los trinos fueron perfectos en una página que no parece totalmente terminada y que incluso se ha llegado a insinuar, sin ninguna prueba, que no salió de la mano del Cantor.
Al comienzo del recital y para entrar en materia Trifonov tocó magistralmente, de manera eléctrica, explosiva, con breves remansos, la transcripción de Brahms para la mano izquierda de la famosa “Chacona” de la “Partita nº 2” de Bach. Una demostración de fuerza y técnica. Al oído imposible averiguar si la pieza está escrita para una sola mano o las dos. Como despedida, a nuestro juicio innecesaria después de un monumento semejante, la transcripción de Myra Hess del Coral “Jesus bleibet meine Freude” de la “Cantata 147”. Fue a modo de innecesaria “propina”. Arturo Reverter
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