Crítica: Brillante Carmina Burana en Pamplona
CARMINA BURANA (C. ORFF)
Auditorio El Baluarte de Pamplona. 17 Abril 2021
Carl Orff (1895-1982) es uno de los pocos compositores que han pasado a la historia de la música casi por una obra solamente, que es precisamente la Carmina Burana que ahora nos ocupa. Compuso otras obras en sus años jóvenes, entre ellas una ópera, pero ninguna alcanzó la popularidad de Carmina Burana, compuesta en 1937 y basada en una colección de cantos de los siglos XII y XIII, que se encontraron en el siglo XIX en el Monasterio de Benediktbeuern en Baviera. Sobre estos textos Carl Orff escribió esta gran obra, habiendo conseguido un trabajo brillante y enormemente popular, que se ofrece frecuentemente en las salas de conciertos de todo el mundo. Como muy bien dice Cosme Marina en el programa de mano del concierto, Carl Orff ha conseguido que el principio y el final (O, Fortuna) de su obra sea tan popular como composiciones tales como la Oda a la Alegría de Beethoven, el Coro de Nabucco o el Aleluya de Haendel.
En el Baluarte se ha ofrecido en varias ocasiones esta obra desde que se inaugurara en el año 2003. La última de ellas tuvo lugar en el año 2014, cuando se ofreció en una representación con puesta en escena de La Fura dels Baus, que se saldó con un notable éxito, como ha ocurrido también en esta ocasión.
El mérito principal de este éxito se debe en mi opinión a la labor realizada por el director Luis Miguel Méndez Chaves, a quien no había tenido ocasión de ver dirigir hasta ahora y ha constituido su labor una agradable y notable sorpresa. El director gallego (solista de clarinete de la orquesta) ha mostrado un gran conocimiento de la obra y ha llevado la obra sin decaer el interés en ningún momento.
A sus órdenes estuvo la Orquesta Sinfónica de Madrid, que tuvo una buena actuación, mejor el viento y percusión que la cuerda. Esta orquesta es la actual titular del Teatro Real de Madrid y llama la atención su presencia en este concierto, puesto que en estas fechas la orquesta está ocupada precisamente en el Peter Grimes de Madrid, cuyo estreno tendrá lugar el próximo lunes y cuyo ensayo general, si no me equivoco, tuvo lugar precisamente la víspera de esta Carmina Burana.
La parte coral, tan importante en esta obra, corrió a cargo del Orfeón Pamplonés y la Escolanía del Orfeón Pamplonés. La actuación de la masa coral pamplonesa fue digna de ser destacada, ofreciendo una destacada actuación, especialmente en las féminas.
Los solistas de Carmina Burana son tradicionalmente y por orden de importancia, Barítono, soprano y tenor. Aquí este último ha sido cubierto por un contratenor, lo que me ha parecido oportuno. Por un lado, hay que tener en cuenta que no tiene sino una única intervención y por otro la tesitura es tan complicada que todos los tenores suelen pasar claros apuros.
La parte de barítono corrió a cargo de Carlos Daza, que volvió a ofrecer su atractiva voz y su gran expresividad cantando, ofreciendo una destacada actuación. No está sobrado de volumen, aunque su voz corre sin problemas, y únicamente queda un poco corto en las notas graves.
Sonia de Munck no pasó de discreta en sus intervenciones, con una voz más bien modesta.
Finalmente, el contratenor ucraniano Konstantin Derri me produjo una favorable impresión en su intervención solista.
El Baluarte había agotado sus localidades, aunque hay que decir que el aforo estaba limitado por causa de la pandemia que nos azota. El público disfrutó, como lo demostró con la fuerza de sus aplausos finales.
El concierto tuvo una duración de 1 hora y 3 minutos. Seis minutos de aplausos. José M. Irurzun
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